
¿Qué hacemos con los niños en Navidad?
Se ha dicho que el mejor regalo de Navidad es la sonrisa de un niño, pero provocar esa sonrisa durante las largas vacaciones que tienen los hijos pequeños ya es otra cosa. Llenar todas sus horas y coordinar quién les cuida es una cuestión vital cuando los padres no gozan de los mismos días de asueto, con las nuevas estructuras sociales de padre y la madre trabajadores fuera de casa. Aquí van algunas ideas para dejar atrás el ruego de que las vacaciones escolares acaben pronto
No es fácil, hay que ser realistas porque rara vez se puede compartir el tiempo vacacional al cien por cien con los hijos.
Los padres deben seguir trabajando y, con suerte, suelen ser abuelos y cuidadores los que se hacen cargo de los niños, aunque ello no es excusa para no disfrutar con los pequeños esos días.
No hay problema si se dispone de un presupuesto y de días libres en el trabajo para dedicarlos a viajar en familia. Hay ofertas especiales en casi todas las agencias programados para adultos con niños en Navidad.
Si no se dispone de días libres, siempre se les puede enviar a colonias, escuelas de ocio, campamentos o granjas escuela, pero por pocos días, ya que las jornadas festivas interrumpen ese programa. Lo malo es cuando no se cuenta con recursos para viajes ni cuidadoras y los abuelos fallan.
Ahí hay que hacer encaje de bolillos, las tías, los primos, las familias de los amigos de los niños pueden echar una mano, pero la mayor parte del tiempo la solución principal pasa por que la pareja se turne y se acople para que el niño pueda estar con alguno de los dos. Difícil si coinciden los horarios, como suele ocurrir generalmente.
LUDOTECAS,
CENTROS DE JUEGO
Por ratos, los clubes de tiempo libre, guarderías y ludotecas pueden sustituir al progenitor durante unas horas, porque son opciones que existen en algunos ayuntamientos de grandes ciudades.
Las ludotecas, sin necesidad de salir de la ciudad, pueden evitar que los más pequeños de la casa pasen inactivos todo el día y dan unas horas libres al progenitor. Promovidas por ayuntamientos e instituciones, las ludotecas son locales destinados al ocio infantil enfocado desde una perspectiva informal de educar.
O lo que es lo mismo, intentan cumplir con una serie de objetivos educativos a través de los juegos, que pueden usarse en el centro o tomarse prestados y llevarlos a casa al igual que en una biblioteca.
Normalmente son juegos que no se tienen en el hogar por su precio elevado o por su gran tamaño.
Además, la ludoteca les permite participar en actividades por edades con animadores o monitores. A través de la interacción y la cooperación, se desarrollan física, emocional y cognitivamente. También en estos centros se realizan trabajos manuales con los que los niños después juegan o simplemente activan su creatividad.
COLONIAS,
GRANJAS ESCUELAS
Y CAMPAMENTOS
Las colonias (o campamentos para niños de escuela primaria) son una alternativa cómoda a la que acceden niños a partir de los 4 años. Pueden ser urbanas, es decir, de día, o rurales, más lejanas.
El alojamiento se realiza en casas o albergues preparados para acoger grupos numerosos y los programas combinan actividades pedagógicas y de recreación.
Bajo la supervisión de monitores se realizan juegos, excursiones, talleres creativos, teatro, deportes e idiomas. Colegios, ayuntamientos y diputaciones son los principales encargados de organizar estos encuentros para los más pequeños.
Los campamentos son similares a las colonias, para niños algo más mayores, pero en ellos se convive en tiendas de campaña instaladas provisionalmente en parajes naturales, por lo que se acentúa más el contacto de los pequeños con la naturaleza.
Además, la acampada ayuda a desarrollar la camaradería y el trabajo en equipo, y potencia la agilidad y la buena psicomotricidad. Últimamente se han puesto de moda los campamentos con actividades multiaventura en los que los pequeños pueden iniciarse en la práctica de diversas modalidades deportivas: escalada, vela, equitación, bicicleta de montaña, piragua o tiro con arco.
En las granjas escuela los pequeños urbanitas toman contacto con el medio rural. Aprenden a ordeñar una vaca, recoger los huevos de las gallinas, trabajar la huerta o preparar pan y galletas.
Paralelamente, también pueden participar en actividades suplementarias como talleres de teatro o manualidades, deportes o cursillos de idiomas.
En todo caso, no vale dejar que el niño apriete el botón del osito y le cuente un cuento mientras el adulto se aplica en sus tareas; eso, sólo para un rato.
Lo mismo ocurre con el resto de los juegos que tienen en el hogar, o con Internet, que posee espacios para entretener solos por horas a los niños de cierta edad.
RECORRIDOS POR
LA CIUDAD, LA MEJOR ACTIVIDAD CONJUNTA
Qué placer cuando la familia reunida puede disponer de horas de asueto. En las grandes ciudades, es la ocasión para hacer un recorrido por los mejores belenes, aprovechar para visitar los museos más accesibles a los pequeños, como algunos de ciencia o de arte, pasear por los parques y jardines botánicos o acudir a un parque temático.
Es obligado ir a la nieve, a las cabalgatas y pasacalles navideñas, salir a comer a un restaurante, visitar a familiares o acudir al cine o al teatro.
En casa, el simple hecho de montar el árbol de Navidad o el Belén es un motivo de diversión para los pequeños y supone la primera actividad al inicio de las vacaciones.
Es un jolgorio para los niños el sólo hecho de sacar los adornos de años anteriores. También juntos se puede acudir a elegir y comprar nuevos adornos y después convertir la actividad de colocar todo en un fascinante e inolvidable ritual.
Las jornadas vacacionales deben ser para ellos ante todo días de descanso y de oportunidad para entablar nuevas claves de convivencia familiar y de expansión, mejor al aire libre. En los días de mal tiempo puede haber ratos para todo: un poco de deberes, un poco de juegos de mesa, lecturas, pequeñas manualidades o escribir la carta de petición de juguetes.
Cuidado con el exceso de juguetes pues puede inducir al desorden, la individualidad, la baja auto-exigencia y la incapacidad de valorar los bienes materiales, según psicólogos infantiles.
Los niños que reciben un exceso de regalos terminan siendo poco exigentes consigo mismos y presentan comportamientos negativos en la valoración de otras cuestiones como la amistad, el afecto o las relaciones con los padres y amigos.
Para el niño, el calor de la familia es insustituible y nada mejor que ese entorno para aprender los valores positivos que caracterizan la Navidad.
Lo último es dejarles solos frente al bombardeo de películas infantiles y juveniles que exhiben las televisiones, la mayoría de ellas melifluas o de escaso interés