
Ponte en mi lugar
Issaveth Ramírez
El otro día Martín, quien tiene ocho años, fue al centro comercial con sus padres, el día estaba muy nublado y el olor a humedad anunciaba que pronto caería una fuerte lluvia. Al llegar al lugar, se percataron que todo estaba muy lleno y que para entrar al estacionamiento había que formarse un rato, pues para colmo era quincena y todo el mundo necesitaba hacer sus compras.
Cuando por fin pudieron entrar, comenzaron a buscar un lugar para estacionarse, pero los únicos lugares disponibles que podían vislumbrarse, estaban muy lejos de la entrada, y como se veía que pronto caería la lluvia, el papá de Martín pensó que no tendría nada de malo ocupar el único lugar disponible cerca de la entrada y que estaba marcado con un símbolo correspondiente al de una persona sentada en su silla de ruedas y que tenía una rampa.
La mamá de Martín, de inmediato le dijo a su esposo que no le parecía correcto estacionarse ahí, a lo que el papá respondió: “Oye, no pasa nada, es sólo un momento y tenemos mucha prisa”, ella un poco dudosa, le pidió a su hijo que se bajara del auto y que se apresurara porque podrían quitarles el lugar. En ese momento, Martín le preguntó a su madre porqué se había enojado con su papá, a lo que ella respondió que sólo era una diferencia de opiniones.
Martín le dijo a su papá: “Oye papá, ¿qué significa el símbolo de la persona que se encuentra en silla de ruedas, sobre el que nos estacionamos?”. Su papá no sabía que responderle, así que su mamá intervino y le dijo “Ese símbolo significa que ese lugar está reservado para personas con alguna discapacidad y que nadie debe invadir ese sitio, excepto aquél que realmente lo necesite”.
Martín se quedó pensando un momento y les comentó: “No quisiera que si en algún lugar, hay un sitio reservado para mí, a los demás no les importe y lo invadan, y que su egoísmo fuera tan grande que les impidiera pensar en los demás.”
Una gran lección
El padre de Martín se sintió avergonzado y de inmediato entró a su auto y lo cambió de lugar. Efectivamente, había quedado más lejos de la entrada, pero podía llegar caminando hasta ahí con su familia, sin ninguna dificultad y si llovía, lo único que tenía que hacer era esperar un poco a que bajara la intensidad de la lluvia y utilizar un paraguas.
Es importante respetar los sitios destinados a personas con discapacidad, como aquellos que existen en los estacionamientos, cines, restaurantes, aeropuertos, así como las rampas de acceso y elevadores especiales.
Hay mucha gente que no le interesa ni los respeta, ya que utilizan el lugar de los otros y dejar a un lado el egoísmo y así, sin más ni más, ocupan los sanitarios, los lugares de los autobuses, y cualquier espacio marcado con el símbolo de exclusividad para las personas con discapacidad, sin importarles otra cosa que su propio beneficio.
¡Qué triste!, ¿verdad? ¿Hasta dónde hemos perdido el respeto por los otros?, la capacidad de sentir empatía hacia los demás, de ponernos en sus zapatos y actuar con respeto.
Siempre tenemos la oportunidad de poner el ejemplo con nuestras actitudes y forma de comportarnos, y ser guardianes de los señalamientos que dan preferencia a los niños, mujeres embarazadas, personas ancianas y por supuesto personas que usan una silla de ruedas, un bastón u otro aparato que les permite moverse como las muletas.
Tú tienes en tus manos hacer que con pequeños cambios, los adultos podamos ser mejores seres humanos y hacer de éste un mejor lugar para vivir; un lugar donde no haya lugar para la indiferencia, ni para la discriminación; donde tú, yo y todos seamos tomados en cuenta y nuestros derechos sean respetados.
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