Pérdida de peso y acidez

Adelgazar unas pocas libras puede mejorar los síntomas del reflujo ácido

Si usted consulta al médico para aliviar la acidez, probablemente lo primero que le dirá, si está excedido de peso, es que debe bajar algunas libras. Eso se debe a que los estudios sugieren que hay un vínculo estrecho entre la obesidad y la tendencia a desarrollar reflujo gastroesofágico.

Los síntomas de la acidez parecen mejorar cuando se reduce el consumo de calorías. Pero nadie sabe realmente por qué las libras adicionales pueden provocar acidez o por qué la pérdida de peso puede aliviar los síntomas.

Algunos médicos dicen que los síntomas de la enfermedad del reflujo gastroesofágico, o ERGE, son el resultado de un abdomen grande y abultado, que la gravedad empuja (especialmente durante la noche) contra el estómago. Ese peso adicional aumenta la presión sobre el esfínter esofágico inferior, la válvula que conecta el esófago con el estómago. Esto hace que el ácido del estómago vuelva al esófago, lo que provoca una sensación de ardor en la parte superior del tórax.

Hay evidencias de que las personas que adelgazan significativamente experimentan grandes mejoras en los síntomas de la acidez. Por ejemplo, un informe publicado en febrero en la revista Obesity Surgery realizó un seguimiento de 295 pacientes a los que se les practicaron operaciones de colocación de banda gástrica. Cuatro años después de la cirugía, el 79 por ciento de los pacientes que inicialmente tenían problemas de acidez dijeron que sus síntomas habían desaparecido. Otro 11 por ciento de los pacientes dijeron que su acidez había mejorado de forma significativa.

Dieta, embarazo y reflujo

Sin embargo, no existe consenso entre los expertos con respecto a por qué la pérdida de peso podría mejorar la ERGE. Se desconoce si la acidez desaparece debido a la reducción de peso o a que las personas han cambiado sus dietas y hábitos alimenticios.

La explicación más probable para la mejoría de los síntomas es el cambio de los hábitos alimenticios que acompaña a la mayoría de las dietas, sostiene el Dr. Bennett Roth, profesor de medicina y jefe de gastroenterología clínica de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA.

“Cuando uno adelgaza, come menos”, explica Roth, “y cuando uno come menos, suele no acostarse con el estómago lleno”.

Más allá de esto, los que observan una dieta a menudo reducen el consumo de alimentos que tienden a generar acidez como, por ejemplo, alimentos con alto contenido de grasas y chocolate, señala Roth.

La respuesta real puede ser una mezcla de ambas, indica la Dra. Felice Schnoll-Sussman, médica residente asistente del Hospital Presbiteriano de Nueva York/Centro Médico Weill Cornell y profesora asistente de medicina de la Facultad de Medicina Weill de la Universidad de Cornell.

Para explicar de qué manera el peso adicional puede ocasionar la ERGE, Schnoll-Sussman señala los problemas que sufren las mujeres embarazadas.

“Es muy común que las mujeres embarazadas tengan reflujo incluso si nunca antes lo habían tenido”, indica Schnoll-Sussman. “La razón es que el útero en expansión hace presión sobre el estómago, que ahora tiene mucha menos capacidad. La presión adicional empuja el contenido del estómago contra el esófago”.

Por lo general, cuando las mujeres embarazadas dan a luz y vuelven a adelgazar, la acidez desaparece.

Uno puede extrapolar este ejemplo al de la obesidad, sostiene Schnoll-Sussman.

“En este caso también hay un abdomen en expansión”, explica. “Eso puede generar presión sobre el estómago, especialmente cuando uno está acostado. Ahora la gravedad trabaja en su contra, empujando el abdomen contra el estómago”.

Un problema de peso

El Dr. David C. Metz, profesor de medicina de la división de gastroenterología del Sistema de Salud de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, compara la presión que ejerce la grasa adicional sobre el estómago con los efectos de usar ropas ajustadas y comer en exceso. “Es por esto que le decimos a la gente que se afloje el cinturón después de comer”, dice.

Metz sospecha que la obesidad también aumenta el riesgo de que alguien desarrolle una hernia hiatal que, a su vez, aumentaría la propensión a desarrollar acidez. Indica también que es posible que cuando se alcanza determinado peso, la presión adicional expanda el esófago de forma permanente, lo cual provoca una hernia hiatal. Una vez que se ha desarrollado una hernia, la pérdida de peso no ayudará a aplacar la acidez, dice Metz.

La pérdida de peso no ofrece alivio para todos, reconoce Schnoll-Sussman. Las personas con otros factores de predisposición pueden seguir teniendo síntomas incluso después de perder esas libras de más.

“Sin embargo, he tenido pacientes que perdieron muchas libras y se curaron por completo”, afirma Schnoll-Sussman.

Según los expertos, la cantidad de libras perdidas que se necesita para aliviar la acidez puede ser algo propio de cada persona.

“Mi propio padre tenía un umbral de peso por encima del cual tenía reflujo y por debajo del cual, no” cuenta Metz. “Podía decirme cuánto pesaba basándose en eso”.

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