Oferta de Empleo: Se Buscan Líderes que se Enfrenten a los Retos de Hoy Día.

La historia está marcada por el liderazgo de individuos que se han entregado, con su alma y corazón, a causas más grandes que ellos mismos. Estos líderes fueron guiados por convicciones y valores laudables y ellos no retrocedieron, aun cuando se enfrentaban a situaciones difíciles, ya que sabían que el resultado final valdría la pena. Algunos líderes vienen a mi mente: George Washington, Abraham Lincoln, la Madre Teresa, Martin Luther King, Ronald Reagan, y Cesar Chavez, gigantes de la historia que trabajaron para mejorar la vida de otros.

La legacia de estos y varios otros líderes perdura en la memoria colectiva de la sociedad, sirviendo como guía para aquellos que se dedican a hacer del mundo un mejor lugar para todos. Hoy hacen falta más líderes como estos en el mundo político, ya que la pobreza, la violencia y la inmoralidad, temas que dominan el discurso político, y sus consecuencias negativas no serán contrarrestadas por personas que pretenden ser líderes.

Para ser un buen líder, no se requiere talentos extraordinarios, pero si se requiere un compás moral, para navegar los mares del bien y el mal; un gran corazón, para transmitir amor a la gente que sirve; un respeto incondicional por los demás, para nunca menospreciar los puntos de vista de otros; humildad, para no caer en la arrogancia del poder; un entusiasmo incontenible, para comunicar a otros que lo mejor está por venir; valores que reconozcan la importancia de la vida y las familias; y, entre otras cosas más, valor y honestidad.

Aquellos que tenemos la fortuna de trabajar para las familias del estado debemos encarnar la mayoría de estas características para ser buenos gobernantes y nunca olvidarnos del hecho que lo que hacemos tiene consecuencias. Nuestras acciones tienen un impacto bastante importante—que no se limita al presente—sobre las vidas de aquellos que queremos gobernar. Es de suma importancia que nosotros nos comportemos de una manera ejemplar, para que nos ganemos y mantengamos la confianza del pueblo.

Los líderes legislativos podemos—y debemos—obrar de manera justa y honesta para crear las condiciones ideales que llevarán a las familias a la prosperidad. Debemos de ser responsables al momento de proponer leyes y al momento de gastar el dinero del contribuyente. Las responsabilidades de los oficiales electos no disminuyen al momento de ser elegidos, sino que son multiplicadas. Ustedes nos confían sus vidas y las de sus seres queridos, y eso no es cuestión de juego.

Es por eso que como su asambleísta, yo lucho por mejorar sus vidas con propuestas de ley que tienen sentido y que solucionan los problemas del distrito y de California. La salud, la vivienda, la educación, la creación de empleos, y la seguridad pública son algunos de los temas que yo trato diariamente en Sacramento. Yo seguiré luchando para que todos vivamos de la mejor manera posible, pero para llegar ahí se van a requerir sacrificios y decisiones difíciles.

Este año se manifestarán desafíos importantes para el estado y las soluciones no serán obvias. La situación presupuestaria de California otra vez se encuentra en apuros: una vez más nuestros gastos sobrepasan nuestros ingresos. Los que estamos en el poder no debemos postergar las decisiones difíciles para el mañana, esperanzados en que otros las tomarán. A eso no se le llama liderazgo, se le llama falta de responsabilidad y visión. Si no quieren hacer su trabajo, deberían de darle el lugar a otros.

En el sector privado, si uno no hace su trabajo, lo pueden despedir; las mismas normas deberían de ser aplicadas a los que trabajamos como sus representantes. El estado de California no se puede dar el lujo de elegir a personas que no van a trabajar. El pueblo tiene que exigir resultados y tiene que haber progreso que se pueda ver con los ojos y tocar con las manos. Los gobernantes tienen que justificar su existencia con victorias en las áreas que nos presentan obstáculos hoy día.

La creación de empleos, la reducción del crimen, sistemas de educación y de salud para el siglo 21, un presupuesto equilibrado, vivienda a un precio razonable, todas estas áreas nos presentan con la oportunidad de destacar nuestro liderazgo. La actualidad de hoy pasará a la historia mañana y su impacto sobre las futuras generaciones será determinada por las acciones que nosotros tomemos, o no tomemos.

California necesita y merece líderes que no compretan el futuro de nuestros hijos y que luchen a capa y espada por mejorar nuestras vidas cuotidianas. Necesitamos personas que sueñen en grande y que quieran trabajar, con toda su alma y corazón, para llevarnos de los sueños a la realidad. Yo veo un estado y un mañana donde el sol siempre brilla y donde la paz y la prosperidad están a la vuelta de la esquina.

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