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Nadie puede vivir con dolor

Es un hecho que nadie está preparado para vivir con dolor, aunque hay quienes piensan que en ocasiones esta situación no tiene remedio, lo cual es falso en la inmensa la mayoría de veces; lo mismo puede decirse para la inflamación, pues ambos son señales que alertan sobre un problema en el organismo.

Los expertos en medicina piden estar atento a estas manifestaciones del organismo, conocer su origen y consultar al especialista, ya que son acciones que pueden mejorar la calidad de vida de las personas y de sus familiares.

Semáforo del dolor e inflamación

El dolor es una sensación desagradable que indica una lesión real o potencial en el cuerpo. En general, cuando su causa es tratada, desaparece, pero si persiste se le llama dolor crónico.

Existen varios tipos, como el neuropáticos, el postoperatorio, el asociado a los producidos por el cáncer y otros relacionados con problemas inflamatorios, infecciosos o a trastornos psicológicos.

El dolor altera múltiples procesos biológicos como el sueño, la cicatrización, el apetito, el sistema inmunológico y la claridad de pensamiento. Provoca sensaciones y sentimientos de cansancio, depresión, enojo, preocupación, estrés, frustración y soledad. Todo ello merma la calidad de vida de quien lo sufre y de quienes los rodean.

Los analgésicos son fármacos que contribuyen a aliviar el dolor, y existen diversos tipos, entre los cuales destacan los antiinflamatorios no esteroides (conocidos como AINEs). Entre los AINEs hay dos grandes clases, los conocidos como “tradicionales”” o “convencionales””, como por ejemplo diclofenaco e ibuprofeno.

Entre los nuevos inhibidores de la COX-2, está etoricoxib, que actúa contra el dolor a los 24 minutos y protege de él durante las siguientes 24 horas.

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