Mujeres Antifeministas

Mujeres Antifeministas

Antifeminist Women

Hubo un tiempo cuando decir “feminista” era casi decir mujer, y decir “feminismo” era equivalente a hablar de igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Eso ya pasó. Los legítimos reclamos femeninos cambiaron tanto que hoy hasta se oponen a las propias mujeres. ¿Cuándo fue que pasó?
Las batallas por los derechos de la mujer pueden rastrearse hasta lejanas intelectuales como Christine de Pizan (“La ciudad de las damas”, 1405), Margarita de Valois (“El Heptameron”, 1599), Marie de Gournay (“Escritos sobre la igualdad y en defensa de las mujeres”, 1622), Sor Juana Inés de la Cruz (“Carta a sor Filotea de la Cruz”, 1691), Mary Astell (“Una seria propuesta para las damas”, 1694), entre muchas otras. Aunque los impulsos más importantes se producen en tiempos de la Revolución Francesa (1789). Fue entonces cuando Olympe de Gouges proclamó su “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana” que, poco después, tuvo su eco en Inglaterra con María Wollstonecraft (“Vindicación de los derechos de las mujeres”, 1792).
El trabajo de estas precursoras (apoyadas por muchos intelectuales varones), fue la semilla de lo que se conoce como el “Movimiento Sufragista” que siguió a la Declaración de Seneca Falls (EE.UU., 1848). Las mujeres de occidente demandaban el derecho al voto y, en general, los mismos derechos políticos que les correspondían en igualdad de condiciones con los varones. Aparecen aquí renombradas mujeres como Elizabeth Cady Stanton, Lucrecia Mott, Susan B. Anthony, Elizabeth Fry, Clara Campoamor, María de Echarri, Dolors Monserdà, Kate Sheppard, Anna Maria Mozzoni, Christabel Pankhurst, Annie Kenney, Emily Davison, Constance Lytton, etc. Esta lucha femenina dio sus frutos y, poco a poco, todo occidente reconoció la justicia de sus demandas.
Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, la lucha “feminista” (llamada así desde fines del siglo XIX) fue secuestrada por la ideología marxista que pasó a concebirla como una “lucha de sexos” y por la ideología eugenésica que le inyectó el aborto como “derecho” de la mujer. Ambos dogmas fueron absorbidos después por el paradigma constructivista: “mujer” es una construcción social. Nace así el “género” y, como consecuencia lógica, el dogma de que hasta un hombre puede ser mujer.
Estas ideas, extrañas a las originales, se convirtieron en hegemónicas y ocasionaron que las mujeres no sólo dejaran de llamarse “feministas”, sino que muchas pasaran a ser antifeministas. Su lucha ahora es por recuperar los verdaderos valores femeninos.

 

There was a time when saying “feminist” was almost saying woman, and saying “feminism” was equivalent to talking about equal rights and opportunities between men and women. That already happened. Legitimate female claims have changed so much that today they are even opposed to women themselves. When did it happen?
Battles for women’s rights can be traced back to distant intellectuals such as Christine de Pizan (“The City of Ladies”, 1405), Marguerite de Valois (“The Heptameron”, 1599), Marie de Gournay (“Writings on Equality and in defense of women”, 1622), Sor Juana Inés de la Cruz (“Letter to sor Filotea de la Cruz”, 1691), Mary Astell (“A serious proposal for the ladies”, 1694), among many others. Although the most important impulses occur in times of the French Revolution (1789). It was then that Olympe de Gouges proclaimed her “Declaration of the Rights of Woman and of the Female Citizen” which, shortly after, had its echo in England with Maria Wollstonecraft (“Vindication of the Rights of Women”, 1792).
The work of these precursors (supported by many male intellectuals), was the seed of what is known as the “Suffrage Movement” that followed the Declaration of Seneca Falls (USA, 1848). Western women demanded the right to vote and, in general, the same political rights that corresponded to them on equal terms with men. Renowned women appear here such as Elizabeth Cady Stanton, Lucrecia Mott, Susan B. Anthony, Elizabeth Fry, Clara Campoamor, María de Echarri, Dolors Monserdà, Kate Sheppard, Anna Maria Mozzoni, Christabel Pankhurst, Annie Kenney, Emily Davison, Constance Lytton, etc. . This female struggle bore fruit and, little by little, the entire West recognized the justice of their demands.
However, after the Second World War, the “feminist” struggle (so called since the end of the 19th century) was hijacked by the Marxist ideology that began to conceive it as a “struggle of the sexes” and by the eugenic ideology that injected the Abortion as a woman’s “right”. Both dogmas were later absorbed by the constructivist paradigm: “woman” is a social construction. This is how the “gender” was born and, as a logical consequence, the dogma that even a man can be a woman.
These ideas, foreign to the original ones, became hegemonic and caused women not only to stop calling themselves “feminists”, but many became anti-feminists. Her fight now is to recover true feminine values.

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