Movilizaciones y debacle económica del México #YaMeCansé

El decálogo de propuestas para conseguir un México en Paz, es más de lo mismo; nos decepcionó más de lo imaginado porque ignoró olímpicamente los dos temas centrales que provocaron el #YaMeCansé: ni centró su mensaje en la impunidad, ni en la corrupción. De su decálogo, no dice nada del aparato de justicia, nada sobre ministerios públicos, jueces, o cárceles, de un sistema que se pudre de corrupción.
Del análisis “observatorio económico México ¿cómo vamos? Metas para transformar el país”, revisó la gestión del Presidente Enrique Peña Nieto, con un balance negativo del desempeño que ha tenido el país en el último año y muestra que las condiciones económicas empeoraron en seis variables: inflación, inversión, competitividad, valor agregado de las exportaciones, bienestar y deuda pública y mejoraron en dos: estado de derecho y acceso al capital.
México se moviliza pero hacia el colapso. Paralizada la economía nacional que creció solo al 2%, con un solo indicador favorable el incremento en las remesas que repuntaron al 8%.
Asimismo, subrayó que la generación de empleo formal continúa siendo una de las asignaturas pendientes del sexenio pues hasta julio de 2014, se han generado 140 mil empleos formales más que el año pasado; sin embargo con un total de 440 mil empleos generados en lo que va de año, México se encuentra muy lejos de generar los 100 mil empleos mensuales que se necesitan para emplear a la población joven que se va incorporando a la fuerza productiva. La deuda pública se ha incrementado notoriamente de ser sólo 6.7% al inicio del segundo año de gobierno a ser del 14.1% en 2014.
Adicionalmente el comparativo del semáforo económico del 2013 y 2014 revela que México pasó de ser el lugar 32 al 41 de 60 países calificados por el índice de competitividad IMD, la inversión paso del 20% al 19%, el nivel más bajo que hemos tenido en los últimos doce años, las exportaciones también van a la baja pasando del 12 años 47% a ser sólo 43%.
El observatorio hace especial hincapié en la necesidad de mejorar la capacidad de consumo de los mexicanos para detonar una sana demanda interna y por tanto el crecimiento económico, pues en 2014 el porcentaje de personas que no pueden comprar la canasta alimentaria con su salario pasó de 51% a 53%, la cifra más elevada que se tiene desde que en 2005 CONEVAL comenzó a medir este indicador.
A la debacle de la economía se suma que Peña Nieto no entiende al país ni la indignación producida por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ni la crispación social desatada por la revelación de la “Casa Blanca”. El presidente no percibe correctamente la realidad. Sólo así puede entenderse su salida en falso, la oportunidad perdida del esperado mensaje para relanzar su administración que entró en standby hace 60 días.
Las políticas para desarrollar el sureste son preocupantes, empresas sin escrúpulos que no cumplen con los mínimos laborales, obras sin regulación que destruyen el tejido social de las comunidades, como menciona Alejandro Azis Nassif, “hule más a extracción de Chiapas, Guerrero, y Oaxaca. No dijo nada de cómo apoyar un desarrollo desde abajo y detener el despojo como ya sucede en la minería.
Peña Nieto pretendió ponerse la camiseta de Ayotzinapa, pero fue un efecto discursivo fallido, le hizo falta proponer mecanismos para construir contrapesos sociales y autonomías reales. Urge una comisión de la verdad para cerrar los expedientes de violencia estatal contra ciudadanos, urgen fiscalías autónomas, limpieza a fondo de la relación de partidos, dinero y crimen organizado, es necesario detener la criminalización de la protesta social y detener la represión.

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