“Molest”? o ¿“Molestar”?

“Molest”? o ¿“Molestar”?

El detective interrogaba al sospechoso en una sala privada de la comisaría. Todo estaba siendo grabado en vídeo por una cámara escondida. “¿Entonces tú sí estar seguro [sic] que la molestaste?” “Oh, pos, yo sí unos días la molestaba todo el tiempo”. “Y, ¿que decir [sic] ella cuando tu molestar todo día?” “Pos ella se enojaba, se molestaba, ponía mala cara”. “Y, ¿era por dolor [sic] que poner ella mala cara [sic]?” “Pos supongo le dolía, porque a veces sí la enfadaba”. “En otras palabras, molestabas”. “Pos sí, me imagino así se dice”. “Y, ¿de qué manera molestabas?” “Bueno, ella estaba en el baño, dejaba la puerta a medias, se demoraba mucho con la mascarilla. Yo pasaba, y le jalaba las greñas ‘pa que se apurara”. “Y, ¿ella estaba vestida, o no?” “No, todavía tenía la toalla puesta, la cubría toda”. “Pero tú la molestabas”. “Pues, ¿qué haría usted con su hija de 15 años si no sale del baño cuando hay que ir al colegio?”. “No, aquí yo hago las preguntas. Lo que tú decir es que seguro la molestabas”. “Pos sí, la enfadaba porque también metía la mano y le trataba de agarrar el cepillo del cabello ‘pa que se apurara”. “Así que tú la molestabas en el baño”. “No, yo no me metía al baño, ahí afuerita con la puerta abierta”. “¿No tienes duda de lo que dices?” “¿’Pa qué le voy ‘echar mentiras? Es la mera”. El sospechoso fue condenado a 15 años de cárcel por abuso sexual de una menor. Por más que el abogado defensor aclaró que el detective estaba usando el sentido de “molest” en inglés (abuso sexual), mientras que el sospechoso usaba el sentido de molestar como “enfadar” en español, el jurado, de mayoría de habla inglesa, no le creyó. Lo último que se escuchó que dijo el hombre cuando los aguaciles lo sacaban de la sala esposado fue, “¿Así que aquí meten preso sólo por molestar? ¡Aquí no hay justicia!”
En la temprana historia sacra, hay un momento cuando los humanos desafían a Dios. El Creador les había prometido que sólo tenían que confiar en el sacrificio de un cordero para ser restaurados al paraíso. Pero ellos no confiaron en la promesa. Ellos querían confiar en sus propias obras, en su propia fuerza, en su propio ingenio. Diseñaron y comenzaron una gran obra para llegar al cielo. Así estarían sanos y salvos de todo peligro sobre la tierra. ¿Recuerdan? Fue la torre de Babel, nombre que significa confusión. Dios confundió su idioma para que dejaran esa inútil obra y volvieran a confiar en el Cordero. Y para que hubiera más claridad, el mismo Cordero vino hablando el idioma universal del Dios de amor. Por esa razón, desde la cruz exclamó: “Te amo, por eso llevo tus pecados en mi cuerpo. De esa manera te los quito. Quedas libre de ellos para siempre”. Entonces, ¿confiarás en el Cordero? O, ¿en tu propia torre de Babel?

Observaciones:
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