
“¡Me voy a Robar estas Cervezas!”
Con esas palabras el muchacho puso un cartón de seis cervezas sobre la mesa del cajero. Luego, mirando fijo al cajero, tomó el cartón y salió silbando del negocio. Subió a su coche, y con un gesto de la mano, se despidió del cajero. El dependiente en segundos memorizó la placa del coche. En menos de una hora el ladroncillo burlón estaba en la comisaría. Ahora, días después estaba cabizbajo en la sala de entrevistas en el Tribunal de Menores junto con su madre. “Cristóbal, ¡No lo puedo creer! ¿Qué estabas pensando? ¿No recuerdas? Ya estabas a prueba condicional. En una semana cumples 18 años, el juez iba a cerrar tu caso si no hacías nada malo. Cristóbal, ¡una semana más! Ahora tu récord va a quedar sucio.” Yo traducía cada frase a la madre. “Y, ¿ya le dijiste a tu madre lo que pasó?” “¿Señora, él le ha dicho algo, le dijo lo que pasó?” La madre tenía una expresión de incredulidad y confusión en su rostro. “No, no sé nada, él no me ha dicho nada”. “Cristóbal, hace seis meses estuviste aquí por algo igual, y el juez te dio la oportunidad de libertad a prueba cuando vio la foto de tu graduación de la secundaria. ¡Todos estábamos tan orgullosos de ti! La parte policiaca dice que confesaste a ¡más de 30 robos así! Y, ¿ahora qué le digo al juez?” Mirando a sus zapatos respondió, “La regué…”
Y es lo que hemos hecho como toda una humanidad: “la regamos”. Un hermoso planeta en vías de aparente irreversible contaminación, guerras, divisiones, odios, matanzas, robo de tierras, recursos naturales, celos, venganzas, atropellos, e incontables injusticias desde el nivel de familia hasta nación contra nación. Parece extraño pero en el inocente llanto de un recién nacido se escucha el anuncio: “¡Soy pecador! Mi padre fue Adán, un incrédulo, mentiroso y desleal! Es el anuncio del recién nacido: Voy a darle dolores de cabeza a mis padres, chascos a mis maestros, y me pillen o no, voy a cometer mis infracciones y delitos. Hasta que se presentó Otro Niño, y el anuncio fue diferente: “Nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo: a ese niño se le ha dado el poder de gobernar; y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6). Y tomó un voto: “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad” (Hebreos 10:7). Y así fue. En vez de “regarla”, la construyó. Edificó una vida santa y pura, llena de perdón para todo aquel que la riega. Porque todo lo que tú regaste, Él ya recogió. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo tan querido, para que todo aquel que crea que Él ya recogió lo que cada cual regó, no se pierda mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Historia redactada para proteger identidades. Comentarios: haroldocc@hotmail.com