Ley de Inmigración: El doble mensaje

En mayo del 2006 los inmigrantes manifestaron masivamente en varias ciudades de Estados Unidos por una ley que apoye su integración a esta sociedad, en ese entonces la actual senadora demócrata por Nueva York, y pre-candidata a presidente, Hillary Clinton, apoyo la manifestación y expresó su desacuerdo ante la propuesta de tomar medidas drásticas contra los trabajadores nacidos en el extranjero.“Yo no apoyaré soluciones unilaterales que suenan drásticas pero que no resuelven los problemas fronterizos ni traten con respeto y dignidad a millones de familias que viven y trabajan en nuestro país,” declaró Hillary Clinton y todos aplaudieron… pero meses después la misma senadora y pre-candidata presidencial Hillary Clinton hizo exactamente lo contrario… votando con la mayoría de los senadores demócratas y republicanos a favor de la detestada ley “Barda Segura” de 2006, que aprueba la construcción de una muralla de 700 millas cubriendo toda la frontera entre el Estado de Arizona y México, así como también partes de la frontera mexicana con California, Nuevo México y Texas; Con un costo estimado de siete mil millones de dólares. Aunque esto no nos debe sorprender ya que el esposo de la senadora y pre-candidata, el ex-presidente Bill Clinton, quien ahora dice ser el líder de los derechos humanos, fue quien firmo durante su presidencia la iniciación del primer tramo del muro divisorio entre México y los Estados Unidos.

Estafa político

-legal

En Washington el 28 de junio del 2007 se concreto la estafa político-legal más grande que sufren los inmigrantes habitantes de este país. El Senado de Estados Unidos dio ese día un golpe fatal al plan de reforma sobre inmigración que el presidente George W. Bush esperaba obtener y dejar como el legado de su gobierno en política interna. La ley tenía la intención de regularizar el estatus de unos 12 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.

En una votación decisiva que expuso el doble mensaje de los propios demócratas a sus votantes, mayoritariamente latinos, que esperaban que TODOS sus representantes votaran a favor y de esa forma no necesitaran el voto republicano y de la falta de apoyo de los republicanos a su líder, el presidente Bush.

La legislación obtuvo 14 votos menos de los 60 necesarios en el Senado de 100 miembros, para avanzar hacia un sufragio final. Sólo 46 senadores -33 demócratas, 12 republicanos y un independiente- votaron por seguir adelante con la ley, lo que no representa ni siquiera mayoría simple. Unos 15 demócratas se unieron a 37 republicanos y un independiente para bloquear la legislación. Es decir, que los quince demócratas que votaron en contra fueron realmente quienes boicotearon la medida, ya que los republicanos, salvo el presidente y sus doce apóstoles- senadores, nunca dijeron apoyar o estar a favor.

La iniciativa no era de las mejores, probablemente a algunos no les hubiera servido, pero era un paso muy importante para lograr normalizar inmigrantes sin papeles, así como crear un programa de trabajos temporales. Este resultado deja congelada la iniciativa, al menos hasta después de las elecciones presidenciales de 2008. Tras el fracaso, todas las miradas se dirigieron hacia Bush, quien trató hasta última hora de convencer a los senadores de ambos partidos de apoyar una reforma que prometió a sus electores hace más de tres años, al iniciar la campaña electoral para la reelección que obtuvo en noviembre de 2004. Bush, no disimuló su malestar: ‘’El fracaso del Congreso para hacer algo constituye una decepción. Muchos trabajamos duro para ver si podíamos lograr un terreno común. No funcionó’’.

El mandatario llamó al Congreso, dominado por los demócratas, a unirse a partir de septiembre para aprobar otras leyes, entre las que no se incluyó la reforma migratoria.

El presidente llevó a cabo una inusual e insistente campaña para lograr el apoyo de ambos partidos. Entre otras cosas, llegó inesperadamente a un almuerzo que tuvieron este mes los senadores de su partido, a quienes exhortó a dejar de lado su escepticismo. Incluso durante los meses anteriores, Bush envió a sus colaboradores más cercanos -además del secretario de Seguridad Interna, Michael Chertoff, y el secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez- a pasar horas en reuniones en el Capitolio con todos los senadores para intentar convencerlos.

Borran con el codo lo que escriben con la mano…

Si TODOS los senadores demócratas hubieran cumplido su palabra y votado la ley, los doce senadores republicanos que apoyaron al presidente hubieran sobrado para su aprobación. El proyecto de reforma migratoria dependía de la mayoría demócrata del Senado ya que sabíamos que había sido criticado por parte de los republicanos que lo tildaron de ‘’amnistía’’, el problema es que también fue duramente criticado por sectores demócratas y latinos que lo consideraban insuficiente, entre otras cosas por no tomar en cuenta las necesidades de los inmigrantes obviando temas como la reunificación familiar.

La realidad es que los demócratas fueron muy presionados por algunos sindicatos que se opusieron al proyecto, porque -según ellos- el programa de trabajadores temporales podría generar una subclase de empleados con remuneraciones más bajas, quizás desconocen que eso ya existe. La Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), estaba totalmente opuesta a la ley que manejaba el Senado, la excusa era que creaba permisos de trabajo temporales por periodos de dos años, “De aprobarse la ley sólo habría perpetuado los problemas que pretendía resolver’’, dijo el presidente de la federación, John J. Sweeney.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, criticó a los republicanos por ‘’elegir’’ no actuar para cambiar las leyes de inmigración y perder ‘’una oportunidad histórica’, pero se “olvido” de efectuar la autocrítica correspondiente a los senadores de su propio partido que dejaron ir tan importante oportunidad. ‘’Es como en la guerra de Vietnam, cuando dijeron ‘tenemos que destruir el poblado para salvarlo’. Bueno, aquí están destruyendo la economía para salvar la frontera estadounidense’’, agregó un empresario, haciéndose eco de las opiniones de empleadores de 11 estados.

La pregunta es, que pasara con la comunidad latina, que podría determinar los resultados de las elecciones presidenciales de 2008, ya han comenzado a darle la espalda a los demócratas y republicanas por su doble discurso y no cumplir con lo prometido en las anteriores elecciones, en su posición sobre inmigración. Si es verdad que más del 35% se declara demócrata y un 25% se declara republicano, hay un 40% que aun no se decidió y pensara muy bien antes de emitir su voto.

Hasta la proxima.

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