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La Pareja que se Comunica

Ahora que la comunicación parece gobernarlo todo, increíblemente las Parejas sufren por la falta de este preciado bien. Sobran medios para comunicarnos. La tecnología nos brinda día a día cada vez más herramientas, pero seguimos sufriendo por la falta de una comunicación a profundidad.
Cada día es más complejo crear mecanismos y momentos de comunicación efectiva con la persona que compartimos la vida. El ritmo vertiginoso de estos tiempos atenta contra las oportunidades de tener momentos de charla privada y serena. Y muchas Parejas sufren tener que vivir al ritmo que le imponen sus actividades laborales y sociales.
En realidad, el 90 por ciento del tiempo se va en hablar de situaciones de la vida cotidiana y cosas que les pasan a otros. No hay tiempo para hablar de “nosotros”, de “cómo estoy” o “como me siento”. Los momentos de intimidad se van reduciendo peligrosamente por cuestión de horarios, por lo que muchas Parejas solo tienen momentos íntimos cuando se trata de sexo.
Esa imposibilidad de hablar de temas profundos nos lleva a pasar por alto situaciones que provocan malestar y van poniéndole tensión al vínculo. Guardamos cosas en el sótano del alma, hasta que ese sótano se llena y se vuelve imposible seguir guardando, y explotamos. Y cuando lo hacemos, es como si la relación cayera al último abismo.
Una Pareja puede entrar en crisis, pesar del profundo vinculo de Amor que pueda existir. Pero pensamos, o nos decimos amarle, y ese sentimiento nos “obliga” o “convence” a encontrarnos nuevamente en la intimidad del contacto físico, pero sin enterarnos de lo que le pasa, lo que siente o lo que piensa la persona que tenemos al lado.
Pasamos de sufrir el silencio de la relación, al éxtasis. Y en ese estado, disfrutamos tanto el volver a estar bien, que optamos por no hablar de aquello que nos hizo mal, o nos llevó al conflicto de la relación. No hablamos, por lo tanto no solucionamos. Y las causas que nos llevaron al quiebre de la felicidad se quedan ahí, latentes.
No hablamos por miedo a que al hablar, nos vuelvan a agredir, a poner en situación de tensión, de rechazo o de incongruencia. Y ese es tal vez el mayor error en la Pareja, ya que si no hablamos, si no reconocemos aquello que nos disgusta, lo más probable es que eso vuelva a suceder y a complicar la relación en el futuro.
El reto es hablar sin poner en riesgo la armonía. Los momentos de alta emotividad, como una crisis o en el pico de felicidad que viene después de la reconciliación, no son los mejores para pensar con claridad. Es muy difícil que aparezcan buenas soluciones al corto o mediano plazo. La recomendación es, que posterior a la calma, ambos deberán sentarse a hablar con ecuanimidad de lo que pasó. Y juntos, poder elaborar mecanismos de prevención que ayuden a evitar nuevas crisis en la Pareja.
No comunicar de manera efectiva afecta la salud. Las heridas emocionales se curan con más rapidez en las Parejas que tienen una comunicación tranquila. En cambio, aquellas donde existe estrés marital, se presentan una grave incidencia de enfermedades, como depresión, angustia, obesidad, alta frecuencia cardíaca y elevada presión sanguínea. Las mujeres sufren mayores efectos físicos de una mala comunicación, que los hombres.

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