La intolerancia de los progresistas

Un clima de miedo reina estos días en los progresistas que se atreven a pensar más allá de los dogmas que ellos mismos ayudaron a imponer. Y es que empiezan a descubrir que la “tolerancia” que predicaban sólo era válida para los seguidores estrictos de la ortodoxia de su élite. Ahora, un pequeño giño contrario es suficiente para despertar toda una caza de brujas contra el disidente.
En diciembre de 2019, por ejemplo, se acusaba a la nada conservadora escritora británica J.K. Rowling fue acusada de transfobia por haber dicho la obviedad de que los trans “no podían cambiar su sexo biológico” o que “sólo las mujeres menstrúan”. De nada valió que la autora de Harry Potter saliera a defenderse de las acusaciones y las amenazas (transfóbica, coño, perra, TERF, etc.). De nada valió responder en las redes que “decir la verdad no es odio”, o escribir en su web una extensa carta afirmando que “«mujer» no es un disfraz. «Mujer» no es una idea en la cabeza de un hombre”. Los medios progresistas, siguiendo la corrección política, le bajaron el dedo. Rebotaron principalmente los ataques, los reafirmaron, e iniciaron una frenética demolición virtual contra ella que aún continúa.
Pero no es el único caso. Estos días se conoció la renuncia al New York Times de Bari Weiss, su Editora de Opinión, a través de una carta pública. Sus palabras revelan con claridad la existencia de una nueva inquisición periodística: “Me he convertido en objeto de acoso constante por parte de colegas que no están de acuerdo con mis puntos de vista. Me han llamado nazi y racista”, “todos viven con miedo a la tormenta digital”, “defender los principios no gana aplausos”. ¿La respuesta oficial del NYT?.. Silencio.
Y hay muchos casos más. El Harpers Magazine publicó hace poco (7 de julio) una “Carta sobre justicia y debate abierto”, en la que nada menos que 154 escritores e intelectuales, mayormente progresistas, de universidades tan reconocidas Harvard, Stanford, Yale, Princeton, Columbia, Nueva York, o de instituciones como el Lincoln Center, Law School, Manhattan Institute y muchos otros (incluídas Rowling y Weiss), denuncian un clima intolerante en todos lados “a favor de la conformidad ideológica”, la “amenaza de represalias” y la urgente necesidad de “posibilitar desacuerdos sin consecuencias profesionales nefastas”.
Los progresistas son ahora intolerantes aun con ellos mismos. Tal vez no sea tarde para que aprendan que lo que uno siembra, eso cosecha.

 

A climate of fear reigns these days in progressives who dare to think beyond the dogmas that they themselves helped to impose. And it is that they begin to discover that the “tolerance” that they preached was only valid for the strict followers of the orthodoxy of their elite. Now, a small counter spin is enough to spark a whole witch hunt against the dissident.
In December 2019, for example, the non-conservative British writer J.K. Rowling was accused of transphobia for having said the obvious, that trans “couldn’t change their biological sex” or that “only women menstruate.” It was useless for the author of Harry Potter to come out to defend herself against the accusations and threats (transphobic, pussy, bitch, TERF, etc.). It was useless to reply on the networks that “telling the truth is not hate,” or writing an extensive letter on their website stating that “”woman” is not a costume. “Woman” is not an idea in a man’s head.” The progressive media, following political correctness, lowered their finger. They mainly rebounded the attacks, reaffirmed them, and started a frantic virtual demolition against her that is still going on.
But it’s not the only case. These days, the resignation of Bari Weiss from the New York Times, its Opinion Editor, was known through a public letter. Her words clearly reveal the existence of a new journalistic inquisition: “I have become the object of constant harassment by colleagues who do not agree with my points of view. I have been called a Nazi and a racist,” “everyone lives in fear of the digital storm,” “defending the principles does not win applause.” The official NYT response? …Silence.
And there are many more cases. Harpers Magazine recently published (July 7) a “Letter on Justice and Open Debate,” in which no less than 154 mostly progressive writers and intellectuals from well-known universities Harvard, Stanford, Yale, Princeton, Columbia, New York, or institutions like the Lincoln Center, Law School, Manhattan Institute and many others (including Rowling and Weiss), denounce an intolerant climate everywhere “in favor of ideological conformity”, the “threat of retaliation” and the urgent need to “enable disagreements without dire professional consequences.”
Progressives are now intolerant even of themselves. It may not be too late for them to learn that what you sow, you reap.