Geografía del narco es el contexto pero no la explicación de la violencia

El estudio de Edmundo Valadés revela con datos duros y estadísticas que la geografía del narco, del contrabando, del contrabando y la venta de drogas, la geografía de las pandillas, las rutas y las plazas no parecen ser la geografía de la violencia en el país. Porque hay mercados extraordinariamente atractivos, como el del Distrito Federal o el de Puebla, puertos de entrada muy factibles como Progreso en Yucatán, donde no ha habido esa violencia. Si bien la guerra contra las drogas, contra el narcotráfico, contra el crimen organizado es el contexto pero no la explicación completa de la violencia, como la de que el Ejecutivo no ha reconocido que las tasas aumentaron en los estados en que hay operativos conjuntos de “alto impacto”. No parece haber una lógica; no es exclusiva de estados fronterizos de tránsito de estupefacientes, también aparece en los estados ricos; no escapan los pobres, como tampoco los más densamente urbanos como Nuevo León, o en los rurales como Oaxaca lo cierto es que son en ciertos estados focalizados y en algunos municipios de esos estados, donde se agrava la violencia; no en todo el país se ha extendido como los medios nacionales lo hacen creer.

Basta con que la distribución territorial de los homicidios nunca ha sido homogénea, hay regiones tradicionalmente violentas, regiones tradicionalmente pacíficas. El estado de Yucatán, tiene tasas inferiores al resto del país. Los estados de Michoacán, Guerrero, la sierra de Sinaloa y Durango, tienden a tener tasas altas.

El hecho cierto es que el exacerbamiento de la violencia, es consecuencia de la guerra contra el Narco –pero no la explica- . ¿Cómo entender que en dos años, la tasa nacional pasó de 8 a 18 homicidios por cada 100 mil habitantes? Regresamos a los índices de 1991. Sube un 50% en 2008 y aumenta otro 50% en 2009. Se identifica que el despliegue militar ha disparado la barbarie de la violencia. Cuando el Ejército empezó a patrullar Ciudad Juárez el 28 de marzo de 2007, pasó la tasa de homicidios de 19.6 por cada 100 mil habitantes a 108.5 por cada 100 mil habitantes. El Operativo Conjunto Chihuahua se replicó el mismo patrón, no se sabe cuál sea el nexo causal, pero la correlación es idéntica. Solo en Michoacán, el operativo militar del gobierno fructificó, al reducir la tasa de homicidios, ahora se concentra la violencia en la cuenca del Rio Balsas y en la Tierra Caliente , Tepalcatepec y Costa registran el 47% de los homicidios del estado.

¿Porque el despliegue militar produce esta violencia? Los expertos explican que los delincuentes suelen cambiar su forma de actuar cuando se les presiona, adoptan estrategias depredatorias, aumentan su agresividad y extienden sus zonas de actuación, atacan directamente a las fuerzas de seguridad, y también se matan entre sí, en una escalada que resulta difícil detener.

Hay otra lógica más allá de la explicación oficial y la que suscriben particularmente los medios de comunicación que debrayan en el terrorismo verbal de la simplificación, de que la violencia se explica únicamente por la competencia entre organizaciones de contrabandistas de droga que se matan entre sí en el intento por controlar las rutas de tránsito hacia Estados Unidos o al mercado nacional de drogas. No convence, no basta como explicación. Se explica porque la cuenta de asesinatos del crimen organizado para 2009 era de alrededor de 22 mil casos, que comparada con la cuenta de actas de defunción ocasionada por violencia en este mismo periodo eran de 43 mil casos. En el país hay muchos otros actores armados que en los últimos años han adoptado una actitud violenta, por el motivo que sea.

Pero no todo México está salpicado de violencia. En 2009 solo 16 de los 32 estados presentó una tasa inferior a 10 homicidios por cada 100 mil habitantes, es decir cercana a la más baja tasa nacional; Yucatán es el estado más pacífico, con una tasa de 1.9% de homicidios le sigue Querétaro 5.1, Aguascalientes 5.8, Hidalgo 5.9, Baja California Sur 6.01, Puebla 6.2%, Campeche 7.2, Tlaxcala 7.3, San Luis Potosí 8.4, Tabasco 8.4, Zacatecas 9.3, Guanajuato 9.7, Veracruz 9.5, Jalisco 9.7 .

Con una tasa media, esta Colima 10.1, Quintana Roo 10.7, Distrito Federal 11.08, Chiapas 11.4, Estado de México, 12.5, Morelos 15.4, Oaxaca 16.8, pero también Coahuila 10.3.

Los Estados con un índice superior por encima del 18, es decir de índice de violencia extrema están Nayarit 20.1, Sonora 22.8, Michoacán 23.6, Baja California 48.3, Sinaloa 53.3, Guerrero 59.0, Durango 66.6, Chihuahua 108.5

Un aspecto que el gobierno no ha abundado se refiere con los perfiles del fenómeno delictivo, mismos que serán el tema de la siguiente edición.

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