Estado Policial

Estados Unidos ya no es el paraíso de libertad y democracia que soñaron sus Padres Fundadores, sobre todo, después del 11S. Así lo denuncia el Dr. John W. Whitehead en “Gobierno de lobos, el estado policial estadounidense emergente,” donde escribe que en los últimos años se ha producido un “auge del Estado corporativo [que ha] priorizado los intereses de las megacorporaciones sobre los del ciudadano medio.”
El gobierno de las leyes ha pasado a ser el gobierno de las personas o los grupos que interpretan las leyes. Y cuando lo hacen por conveniencia o intereses, terminan concibiendo a los demás como mercancías desechables.
Los ciudadanos están siendo copados con entretenimiento, liderazgo mediocre y artilugios tecnológicos, para que no desafíen el statu quo ni perciban cómo el gobierno los despoja de sus derechos y libertades ciudadanas hasta convertir la nación en un gran campo de vigilancia digital. La excusa: seguridad, el nuevo dios al que todos deben sumisión.
En Estados Unidos ha crecido el autoritarismo y la policía civil ha pasado a ser una fuerza militar. Lo que antes fue la base de la vida democrática —como el derecho a “reunirse y solicitar al gobierno la reparación de agravios”—, ahora puede ser aplacado con gases lacrimógenos, pistolas eléctricas, cañones de sonido y vehículos de asalto. Las fuerzas militarizadas parecen haber cambiado su lealtad de la ciudadanía al Estado y están listas para reprimir cualquier desafío al poder del gobierno.
De hecho, los estudiosos hablan de una “sobrecriminalización” que ha llevado al estadounidense promedio a cometer —sin saberlo—, hasta tres delitos graves al día. Ahora 13 millones de personas pasan por las cárceles estadounidenses cada año (7 negros por cada blanco) y 6 millones están bajo “supervisión correccional”. Sin embargo, la criminalidad no ha disminuido. Whitehead concluye: “El encarcelamiento masivo a una escala sin precedentes en la historia de la humanidad es un hecho fundamental de nuestro país hoy en día”.
Pero el problema clave no es este. El problema es que estamos perdiendo la noción del valor sagrado de cada vida humana individual y de su valor inherente. Nadie puede ser tratado como inferior o como menos que humano. Nadie.
¿Qué hacemos? Whitehead responde: “Una ciudadanía activa es lo único que se interpone entre nosotros y un gobierno autoritario.” Está llegando la hora de que se levanten nuevos Martin Luther King Jr. en resistencia pacífica frente al emergente Estado policial.

 

Police State

The United States is no longer the paradise of freedom and democracy that its Founding Fathers dreamed of, especially after 9/11. This is denounced by Dr. John W. Whitehead in “Government of Wolves, the Emerging American Police State,” where he writes that in recent years there has been a “rise of the corporate state [that has] prioritized the interests of mega corporations over those of the average citizen.”
The government of the laws has become the government of the individuals or groups who interpret the laws. And when they do it out of convenience or interest, they end up conceiving others as disposable goods.
Citizens are being overwhelmed with entertainment, mediocre leadership, and technological gimmicks, lest they challenge the status quo or perceive how the government strips them of their citizenship rights and freedoms until they turn the nation into a vast field of digital surveillance. The excuse: security, the new god to which everyone owes submission.
Authoritarianism has grown in the United States and the civilian police have become a military force. What was once the basis of democratic life – such as the right to “assemble and petition the government for redress of grievances” – can now be appeased with tear gas, stun guns, sound cannons and assault vehicles. The militarized forces appear to have shifted their allegiance from the citizenry to the state and are ready to suppress any challenge to the power of the government.
In fact, scholars speak of an “overcriminalization” that has led the average American to commit – without knowing it – up to three felonies a day. Now 13 million people go through US jails each year (7 blacks for every white) and 6 million are under “correctional supervision.” However, crime has not decreased. Whitehead concludes: “Mass incarceration on a scale unprecedented in human history is a fundamental fact of our country today.”
But the key problem is not this. The problem is that we are losing track of the sacred value of each individual human life and its inherent worth. No one can be treated as inferior or as less than human. Nobody.
What do we do? Whitehead responds: “An active citizenship is the only thing that stands between us and an authoritarian government.” The time is coming for a new Martin Luther King Jr. to rise in peaceful resistance to the emerging police state.