Errar es humano… perdonar es Divino

La recientemente designada secretaria de Estado, Condoleezza Rice, abrió las puertas de Europa, primero para el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y ahora para el Presidente George W. Bush.

Primero fue la gira de Condoleezza Rice que la llevó a visitar diez países de Europa y Medio Oriente en sólo siete días. Hasta en Israel, Rice se hizo tiempo para mirar por televisión el “Súper Bowl”, cuyo resultado predijo, con asombrosa exactitud, a los medios.

El mensaje principal a los europeos lo reservó para el final de su periplo. Con Francia, el país más crítico del presidente Bush, Rice fue simple y directa: “Debemos renovar nuestra alianza, no sólo para enfrentar unidos a enemigos y amenazas comunes, sino también para aprovechar juntos las oportunidades que en adelante se presenten”. Para ello, resaltó la necesidad de que ambos países se unan en función de los valores comunes.

“Tenemos -dijo- una oportunidad histórica para estructurar un equilibrio de poderes que favorezca a la libertad.” A esto agregó, sin pedir disculpas por nada: “Es tiempo de dejar atrás los desacuerdos del pasado”. “América -insistió- tiene todo para ganar si tiene a una Europa fuerte como socia” y “los reformistas van a prevalecer en el Medio Oriente por la misma razón por la que Occidente se impuso en la Segunda Guerra Mundial.”

En la conferencia internacional de seguridad que se realizó en Munich, Rumsfeld tuvo incluso un llamativo gesto hacia los países europeos que se opusieron a la guerra de Irak, al retractarse de haber llamado “la vieja Europa” a aliados históricos de Estados Unidos.

“Cuando mencioné por primera vez que podría viajar a Francia y Alemania, algunas personas expresaron su asombro. Lo pensé un momento y respondí: “Oh, ése era el viejo Rumsfeld”, dijo el jefe del Pentágono, y provocó risas entre los 240 asistentes a dicha conferencia, en alusión a la frase que pronunció hace dos años y que perjudicó seriamente la relación de la Casa Blanca con dichos países.

Por su parte, el canciller alemán, Gerhard Schröder, sorprendió a los asistentes de la conferencia al abogar por una reforma de la OTAN y por un reordenamiento de las relaciones entre Estados Unidos y Europa.

La OTAN “ya no es el lugar principal en el que los socios transatlánticos discuten y coordinan sus estrategias”, agregó Schröder, y propuso la creación de un panel de personalidades independientes de alto nivel de ambos lados del Atlántico que estudien esas reformas de aquí a 2006, basándose en el modelo de la ONU.

“La realidad de los desafíos internacionales ha cambiado”, afirmó el jefe de gobierno alemán, y recordó que “últimamente hubo malentendidos, contradicciones, desconfianza y hasta tensiones” entre los miembros de la alianza de defensa atlántica.

Entre los presentes se contaban los secretarios generales de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jaap de Hoop Scheffer, quien rechazó la propuesta de Schröder.

“Nuestra seguridad depende de nuestra cooperación, respeto y entendimiento mutuos”, dijo Rumsfeld, quien afirmó que a pesar de “las diferencias que hubo sobre Irak, algo que no es nuevo en la relación de viejos amigos [existe] un enemigo común”. En ese sentido, el secretario de Defensa estadounidense recordó que los extremistas “tienen en la mira a todas las sociedades civilizadas del planeta”.

“Ahora debe quedar claro que una nación no puede combatir a los extremistas sola”, agregó Rumsfeld, quien reclamó el apoyo de la comunidad internacional en el plan de reconstrucción de Irak y Afganistán, y elogió a Francia y a Alemania por haber arrestado recientemente a extremistas islámicos. “Si nos mantenemos unidos, nada es imposible”, aseguró, citando a Winston Churchill.

George W. Bush regresó triunfante a Europa.

Lo cierto es que las elecciones en Irak y la reciente cumbre entre Sharon y Abbas han generado un saludable aire de optimismo en el complicado escenario de ambas crisis.

El tema importante es que nadie en Europa vaticino el triunfo de George W. Bush en las urnas, en la diplomacia o en las armas. En Europa estaban preparados a “destrozar al perdedor Bush en manos de Kerry”, sabían que Kerry era mas débil y manipulable, por eso apostaron por el demócrata.

El triunfo en las urnas el 2 de noviembre fue porque el cincuenta y dos por ciento de los ciudadanos americanos querían un presidente fuerte y así lo expresaron.

El triunfo en la diplomacia es porque, gracias a la presión americana, Israel y Palestina están deponiendo sus mutuos ataques armados y con hechos de buena voluntad tratan de llegar a un acuerdo de Paz que perdure en el tiempo. (Israel libero a mas de quinientos terroristas palestinos y Palestina acepto desarmar a sus milicias civiles).

El triunfo en las armas es palpable gracias a las elecciones libres en Irak, alcanzadas en los comicios del pasado 30 de enero, donde el pueblo eligió a su próximo presidente, esto no hubiera ocurrido nunca si G. W. Bush no hubiera arremetido contra el dictador Saddam Hussein y sus cómplices.

La gira de la reconciliación marcha muy bien para un Bush que sonrió para las fotos con el francés Jacques Chirac, que estrecha la mano del alemán Gerhard Schroeder y se encuentra con el ruso Vladimir Putin, líderes del eje París-Berlín-Moscú que impidió que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas autorizara la guerra contra el terrorismo.

Los apretones de manos, palmaditas en los hombros y jocosos comentarios son parte del trabajo para restaurar la amistad entre quienes opusieron tantos intereses en la preguerra y la invasión, parece encarrilarse a caballo de necesidades, conveniencias políticas y resignación.

G. W. Bush está en el amanecer de su segundo mandato, el que los presidentes norteamericanos dicen dedicar a pasar a la posteridad. Sabe que la reconstrucción, la permanencia y la eventual salida de Irak serán menos traumáticas con el apoyo de Europa.

Francia, Alemania y Rusia son conscientes de que, mal que les pese, Bush renovó contrato para trabajar como presidente del país más poderoso del mundo, por cuatro años más y los propios intereses europeos en el petróleo del Golfo Pérsico no admiten que se prolongue su ausencia estratégica en ese territorio. La agenda de seguridad es otro punto en el que los europeos están obligados a no dar la espalda al socio protector de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Ambas potencias, América y Europa, cometieron errores en el pasado, que deben perdonarse mutuamente, porque quedan temas muy espinosos por resolver, y que deberán atender entre todos, si nadie quiere quedarse afuera, (creo que el español Zapatero va por ese camino), esto es sobre qué debería hacerse ante el peligroso programa nuclear iraní o frente a la cada día más envalentonada Corea del Norte, o la búsqueda conjunta de Osama ben Laden y sus secuaces. También habrá que establecer si se levanta o no el embargo europeo a las ventas de armas a China. La manera como se resuelvan estos asuntos permitirá advertir si el acercamiento atlántico sigue su curso o si, a uno y otro lado del océano, siguen existiendo dos visiones del mundo difíciles de conciliar.

Hasta la semana próxima

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