
“En Vez De Castigo, Una Nueva Oportunidad”
“Magaly Silva*, a la sala del juzgado juvenil”. El anuncio se repitió varias veces. Finalmente, un señor corpulento entró a la sala. La camisa de manga corta dejaba ver sus brazos fornidos formados por el trabajo duro. “Obviamente, usted no es Magaly”, declaró el juez dejando ver su buen humor. Pero el señor no estaba para bromas. “No señor juez, Magaly tiene 16 años, y es delgada”. “Caballero, ¿cuál es su parentesco con Magaly?” “Es mi hija, señor juez”. “Señor Silva, también es obvio que Magaly no está aquí. ¿Dónde está?” “No sé, su señoría. Antes de salir al trabajo le dije que tenía que acercarse al juzgado ahora a la tarde. La he llamado muchas veces, pero no contesta su celular. Creo que tiene miedo”. “¿Miedo? ¿De qué?” “Las notas de ella están en el expediente. No va a la escuela, y no cumple sus tareas”. “Así es, y también se vuela de la escuela, es por esa razón que se puso esta demanda contra ella”, añadió el juez. “Me da pena con usted señor juez, yo trato de ser buen padre con ella”. “Es un problema común con los jóvenes, caballero. Mi práctica es darles la oportunidad de mejorar sus notas en la escuela en vez de encerrar o multar a los jóvenes. Dígale a Magaly que vuelva en dos semanas. Que en vez de castigo encontrará una nueva oportunidad”.
Nadie tiene por qué temer de acercarse a Dios. De hecho con Dios encontrará más que una nueva oportunidad. En vez de condena encontrará la gracia. En vez de castigo encontrará el perdón. Dice la Escritura, “Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana” (Isaías 1:18). Todas nuestras malas obras – al igual que nuestras buenas obras – están escritas en el expediente, y no obstante sean buenas o malas, todas nos acusan de incumplidos e imperfectos. Con razón tenemos miedo. Pero nadie tiene que subir a ninguna cruz. Ya hubo uno que subió a la cruz, y subió no por Él mismo, sino por nosotros, y a nuestro favor. Añade la Escritura, “En Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados” (2 Corintios 5:19). En nuestra historia de la niña ausente, el juez estaba dispuesto a darle una nueva oportunidad a la niña pero con la condición de mejorar sus notas. Pero en la historia del Calvario es Cristo mismo quien presenta sus perfectas notas a nuestro favor. Y todas sus notas son más que excelentes, no hay ninguna falta. Eso es gracia, amor, perdón. Buena manera de comenzar el año. Borrón y cuenta nueva. Borrón de tus faltas, y cuenta nueva, pero la de Cristo a tu favor, la que nunca se mancha. ¡Feliz Año Nuevo!
*El nombre es ficticio.
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