
El Valle de Sombra de Muerte
Pláticas Entre Padres
Después de pocos días nos llamó con la increíble historia. Su hija fue al refugio, pero ya no estaba allí. No le dieron razón de la gatita. La buscó por todos los refugios del área. Comparaba a todos los gatitos grises con una foto que habíamos enviado.
Finalmente la encontró en un albergue de animales donde le dan muerte a los animales que nadie quería. No había duda alguna, era la misma gatita. – Llegaron justamente a tiempo – dijo el encargado. En tres horas le íbamos a dar la inyección para dormirla.
Con un inmenso abrazo la gatita fue rescatada. Hoy Sombra disfruta de un bello hogar y del cariño de personas que la quieren y la miman. Nuevamente es princesa y reina de un hogar. Sus travesuras traen risas y diversión a toda la familia. Pero tuvo que pasar por el «Valle de Sombra y de Muerte».
A tres horas de la muerte.
Me hizo pensar en nuestro destino. En principio todos estamos al menos a tres horas de la muerte, más o menos.
Y como si fuera poco, en principio ya estamos muertos. Hablo aquí de otra muerte. La muerte eterna a la cual la santa, justa, y buena Ley de Dios nos condena. De esa muerte jamás habrá retorno. Esa es la sombra que cuelga sobre nosotros día y noche. El mismo Job, a quienes algunos tienen por justo por su gran paciencia en el sufrimiento, pidió a sus amigos que no lo consolaran, que lo dejaran quieto, «Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte» (Job 10:21). Asimismo, dijo de ese lugar «cuya luz es como densas tinieblas» (Job 21:22).
Pero hubo Uno que hizo desvanecer las sombras con su luz.
En Cristo «estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella» (Juan 1:4,5).
Cuando se hizo la pregunta, –¿y qué haremos con la raza humana? –Jesús, el hombre Dios de Nazaret respondió, –Yo daré mi vida por ellos, yo tomaré su lugar, yo pasaré por el valle de sombra y de muerte por ellos. «¡Vivo yo, que no quiero la muerte del impío!» (Ezequiel 33:11). «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10:45).
Por eso, después de la cruz, habiendo confesado su nombre y fe en su sacrificio podemos decir confiadamente en toda situación, «Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo» (Salmo 23:4). Hubo uno que nos buscó y nos busca incesantemente hasta encontrarnos. Antes que nos llegue nuestras tres horas nos encontrará. Ya ha encontrado a miles de millones. Estamos en su lista. «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10).
La frase «valle de sombra y de muerte» viene del conocido Salmo 23, el salmo del Buen Pastor. La oración reza así: «Jehová es mi pastor, nada me faltará… aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo» (Salmo 23:1,4). El salmo termina con el suspiro del «encontrado»: «Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días» (Salmo 23:6).
Allí es donde la sombra vive en la Luz.
©Haroldo S. Camacho
2 de noviembre de 2018
Barranquilla, Colombia