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El trabajo invisible

Georgina Montelongo L.

Tener un hogar es un beneficio que comparte toda la familia, al llegar cada uno puede experimentar tranquilidad, seguridad, y un estado de bienestar que se genera en parte muy importante gracias a las personas que lo integran, pero también, siempre es reconfortante disfrutar de un lugar limpio y en orden, y para mantenerlo así, es necesario que todos sumen esfuerzo.

En opinión de Julia del Carmen Chávez Carapia, directora del Centro de Estudios sobre la Mujer de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México: “El trabajo doméstico es aquél que sostiene y permite la reproducción social del núcleo familiar, a través de la satisfacción de necesidades básicas como lo son la preparación de los alimentos, la higiene de la ropa, de la casa; y la educación y cuidado de los hijos, entre muchas otras actividades”.

Según datos ofrecidos por la especialista: “Para realizar todas las labores que implica esta rutina se invierte en promedio un promedio de 48 a 52 horas diarias, que suman mucho más que una jornada laboral de 40 horas a la semana. Esto obviamente, da como consecuencia un desgaste físico y emocional enorme si no se comparte y lo resuelve una sola persona, quien puede ver afectada su salud gravemente”.

Compartir, repartir y ayudar puede ser la base de una nueva dinámica en la que todos y cada uno de los miembros de una familia participen en las tareas del hogar. Cualquiera puede tender una cama, levantar la mesa o lavar los trastes. Sólo hay que reorganizar las actividades del día y dedicar un pequeño tiempo extra para lograr este objetivo. Este compromiso debe ser adquirido por todos, desde los integrantes más pequeños de la familia, hasta los adultos.

La consecuencia de tomar esta actitud tendrá resultados positivos para todos. Las tareas se realizarán más pronto y todos quizá podrán contar con un tiempo extra para dedicárselo a sí mismos. Ir al médico, tomar algún curso, hacer un poco de ejercicio; o simplemente descansar. Para una familia la labor de equipo es importante ya que repercute de manera inmediato en su ánimo y su autoestima.

Esta conducta los hará sentirse no solamente solidarios, sino también útiles. Tanto pequeños como grandes, aprenderán a hacerse responsables de sus cosas, y esto también favorecerá en la imagen que tengan de sí mismos. Además, cabe mencionar que ésta es la mejor forma de poner en práctica algunos valores que apreciamos como son la responsabilidad, la solidaridad, el amor y el respeto.

No hay nada mejor para llegar acuerdos que la comunicación, una opción es que todos los miembros se reúnan y hablen acerca de lo que les gusta o no hacer, coordinar horarios y a partir de estos puntos designar responsabilidades. Si bien la familia es lo más importante, cuidar el espacio que habita es una maravillosa forma de generar un ambiente de un verdadero hogar.

“Periodismo con valor”.

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