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El ser humano creación planetaria

Eones y Eones, de años luz, anteceden a la aparición del Hombre sobre el planeta Tierra. El Hombre está formado con los elementos químicos que le son característicos a este planeta en particular. Otros planetas en el Universo, tienen diferente composición físico-química y otras formas de organización celular, para albergar la vida en la dimensión que les sea correspondiente.
Sin embargo, los seres nacidos sobre la costra de este planeta han sido organizados en colonias celulares, obedeciendo las claves de las energías psíquicas que guarda la Tierra en su centro planetario. Ahí residen los elementos químicos pesados, que aún no ha descubierto la ciencia actual. Sin embargo, según los cabalistas herméticos, son 144 los que corresponden a la constitución molecular de este planeta. Aún nos queda el resto por descubrir.
La Tierra es una gran matriz, que con su programa galáctico sólo puede producir los seres que le son característicos, ahí durante los tiempos y lugares que le sean necesarios. Ella forma los prototipos humanos, con los propósitos y en las ubicaciones que se les hayan asignado en el concierto de la creación total. El Universo se rige bajo las leyes de: Sistema y Orden. Un sistema de estructuras y un orden para todas las estructuras.
Si la Tierra lo ha formado, y las moléculas de ADN han obedecido al centro emisor de arquetipos que se localiza en el corazón del planeta, el Hombre no puede aparecer o desaparecer cuando le venga en gana. Está supeditado a los planes que le han provisto la madre Tierra, el padre Sol y la abuela Luna. La realidad se mueve en ciclos de avance y aparente retroceso.
Por ello, la Tierra ya ha empezado a tejer su telaraña hacia el espacio extraterrestre, usando el hombre como tentáculo y sus naves como hilos en el firmamento. En efecto, tal como la afirman los códigos Mayas-Atlantes, la Tierra es un ser vivo ¿Y no serán los intentos de reiniciar los viajes interestelares las quimeras y los afanes de la Madre que habita en las entrañas de sí misma, y no los alterados egos del hombre?

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