“El lenguaje de los malestares”

“El lenguaje de los malestares”

Todas las emociones negativas que hemos vivido desde la etapa fetal hasta el presente, nuestro Cuerpo las transformará primero en un pequeño malestar, para recordarnos que en ese lugar se encuentra memorizado ese suceso. Porque la memoria no se encuentra ubicada solamente en la cabeza, sino repartida en cada una de las células del Cuerpo.
Ese evento debe captar toda nuestra atención, porque es el lenguaje de las células que intentan decirnos algo. Esa zona o colonia celular, mantiene en su memoria ese momento traumático que le está afectando. Pero intentar olvidarlo o negarlo nunca será la solución. Y si dejamos ese malestar por largo tiempo, se convertirá en una enfermedad severa. Al cabo de los años, se convertirá en una enfermedad terminal.
Se trata de un evento que se debe volver a considerar. Se trata de “algo” que debe modificarse. Quizá en nuestra forma de pensar, porque hemos confundido en nuestras apreciaciones y debemos renunciar a la obstinación. Tal vez hayamos herrado en interpretar los sentimientos y habrá que reconsiderarlos. O es probable que nuestras actuaciones estuvieron o están completamente equivocadas y es necesario transformarlas o dar marcha atrás.
Se trata de una enseñanza, de una lección muy directa que no hemos considerado como tal, y la hemos ido dejando pasar haciéndole ceguera mental, o intentando callarla con algún medicamento. El querer curarse sinceramente puede motivar a una persona para que realice los cambios necesarios en aquellas actitudes, sentimientos y emociones que son responsables de sus sufrimientos. Aquí es cuando se debe solicitar la ayuda psicológica.
La curación no ocurrirá con sólo conocer su causa. Porque incluso cuando se ha solucionado un conflicto o se ha liberado una emoción, el Cuerpo va a necesitar un tiempo para proceder a la reparación del tejido o del órgano afectado. La curación no es solo volver al estado de armonía y de equilibrio, porque no se ha borrado la memoria del evento y sus consecuencias emocionales.
Se nos olvida que las situaciones las creamos nosotros, y abdicamos de nuestra inteligencia culpando a otra persona de nuestra frustración. No hay persona, lugar ni cosa que tenga poder alguno sobre nosotros. En nuestra realidad, la única entidad pensante somos nosotros mismos. Nosotros hemos creado nuestras experiencias, nuestra realidad y todas sus interpretaciones.
El Cuerpo, como todo en la vida, es un espejo de nuestras ideas y creencias. Siempre hablándonos para señalarnos nuestras equivocaciones, sólo falta que nos molestemos en escucharlo. Cada célula de nuestro Cuerpo responde a cada una de las cosas que pensamos, sentimos o hacemos. Cuando un modo equivocado de conducirnos, de hablar y de pensar se hace continuo, termina en un “mal estar”.
Nos pasamos años expulsando del Cuerpo todo el júbilo, hasta que literalmente el dolor de la enfermedad lo destroza. Somos nosotros los que nos enredamos en los dramas de las realidades que nos vamos creando, que dejamos de prestar atención a las pequeñas alegrías que nos rodean.

Share