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El Lector Predestinado

Tips para escritores exitosos

¿El escritor es un
recopilador de sueños?

¿Cada obra literaria tiene un lector “predestinado”?

¿El libro “nace” en la
pluma del autor o en las
manos del lector?

El gran escritor argentino, Jorge Luis Borges, sostenía que “Todo lo que se escriben hoy, fue creado hace miles de años, los conceptos y las ideas están en el aire, los escritores somos recopiladores de los sueños de nuestros antepasados”.
Borges tenía razón, porque cuando nos sentamos a escribir, nuestra mente ingresa a esa dimensión desconocida, donde las letras forman palabras y las palabras frases, hasta completar versos o prosas maravillosas, pero nada es nuestro, todo ya fue creado mucho antes que nosotros llegáramos a este mundo, en ese espacio tiempo infinito que es la literatura.
La pasión por escribir mantiene la motivación necesaria para “sacar ese texto que hace miles de años está dentro de cada uno”, el hábito de escribir ayuda a organizar una fiesta de disfraces todos los días, un día puedes ser un joven médico que salva vidas, otro día una mujer engañada y al día siguiente un asesino serial, todo frente a la computadora y sin salir de casa.
Siguiendo al idea Borgiana, puedes sentarte frente a la página en blanco sin tener en claro que escribirás o hacia dónde va la historia, pero si confías ciegamente en tu voz narrativa interna, sin saberlo ingresarás en esa dimensión literaria donde letras y palabras “están en el aire”, desarrollando un relato dictado por la autoridad narrativa de los creadores ancestrales, ya que (según Borges) todo texto está predestinado a un autor y un lector.

La magia de la trama
Todos los cuentos y novelas son en realidad un contrapunto entre el escritor y el lector, un juego de gato y ratón donde uno persigue al otro, a veces el escritor atrapa al lector y otras veces el lector adivina las intenciones del autor. Es la trama quien proporciona la inercia necesaria, la trama es el combustible de la historia, podemos tener el mejor automóvil del mundo pero sin combustible sería una chatarra, y con la trama es igual, la trama es la que atrapa al lector y define una obra, porque tiene tres componentes fundamentales: “narración”, es muy importante una historia bien contada, “personajes” cada uno debe ser creíble aunque sea fantasioso, y el componente más importantes es el “lector”, ya que  debe “sentir” que la obra fue escrita “solo” para él.
Uno de los placeres del lector es adivinar, el lector disfruta adivinando lo que va a pasar, pero sí de hecho lo adivina se aburre, el lector debe ser capaz de adivinar, aunque también debe equivocarse, un buen comienzo debe sugerir, debe dar pistas acerca de la historia, pero también debe ser engañoso, el comienzo es la parte más importante de la historia para atrapar al lector, y es donde el lector se siente más tentado a adivinar y donde, al mismo tiempo, siente una mayor tentación de equivocarse, adivinar algo es placentero, pero también lo es que lo sorprendan.

Crear lectores
La pasión por escribir nos lleva a convocar a los personajes y los lectores para que decidan por sí mismos, casi en forma independientes, el desarrollo de la historia, ya que cuando creas personajes también creas posibles lectores a los que les guste u odien esos personajes, este ejercicio sirve para consultar a ambos sobre el avance de la obra, tener al lector en la cabeza es muy útil, y en ese contrapunto con los personajes abrirá puertas inesperadas en la historia, puede ser que uno sepa exactamente dónde comienza la historia, pero elegir dónde quiere uno que el lector comience es muy distinto, y lo mejor es preguntarle colocándose sus zapatos, porque el lector es mucho más importante que la obra y es alguien tan inteligente como el autor, pero cuyo tiempo de concentración es casi nulo y si la historia no lo atrapa, la obra nacerá muerta.

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