El Delito (casi) Perdonado

El Delito (casi) Perdonado

El tribunal estaba lleno de gente. Hoy sería la instrucción de cargos. La abogada defensora tomó su lugar para instruir a los acusados. Al final añadió: “Hay un programa que la Fiscalía ofrece para el que tenga interés de borrar ciertos delitos menores de su expediente. Se llama Sentencia Postergada. Si usted se declara culpable a la acusación, participa en una clase de seis horas, paga una multa, y no se mete en ningún otro problema con la ley durante un plazo de tres meses, esta acusación desaparece de su récord. Se borra totalmente. Pero escuchen, presten atención. Si usted no tiene papeles, es indocumentado, o no es ciudadano, no importa si usted va al programa, de todos modos puede tener problemas migratorios. El delito se borra para fines estatales, pero no para fines federales. Lo mejor es NO ir al programa, sino pida hablar con un defensor de oficio.” En resumen, el delito quedaba casi borrado. Ese día cuando un indocumentado, acusado de manejar sin licencia, se presentó ante el juez, la Fiscalía le ofreció el Programa de Sentencia Postergada. Pero el acusado hizo caso y pidió un abogado defensor. La abogada con sólo mirar rápidamente el expediente, dijo al juez, “Su Señoría, solicito que se borre el caso por causa de antigüedad”. Esa demanda se había interpuesto años atrás, y la Fiscalía nunca lo había enjuiciado. Por tanto merecía que el caso se borrara. El juez concedió la solicitud, y el acusado atónito salió de la sala dando gracias a Dios, a la abogada. ¡Feliz! Ni programa, ni multa, salió sin deber un centavo. Lo amparó el abogado. Lo amparó la ley. El juez lo perdonó. No quedó récord alguno, ni para el Estado, ni para el gobierno federal.
En el tribunal de arriba todos somos acusados de graves delitos que merecen la pena de muerte. Pero el Juez eterno tomó nuestros pecados y los condenó en el cuerpo de Cristo. Él fue castigado por nosotros para que no quedara récord de nuestros pecados, ni de los más chicos, ni de los más graves. Dice la Escritura, “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25).”No hay otro Dios como tú, porque tú perdonas la maldad y olvidas las rebeliones de este pueblo… Ten compasión y sepulta nuestras maldades. Arroja nuestros pecados a las profundidades del mar” (Miqueas 7:18-19). En la cruz y en el cuerpo inocente de Cristo, Dios oyó nuestra oración. ¿Quieres aceptar su perdón, o quieres hacer el programa y pagar por tu propia cuenta? Tendrás que pagar hasta el último centavo. Pero si aceptas el perdón del Juez, vivirás feliz y agradecido. Podrás sepultar las ofensas de otros en el mar de la gracia de Dios. No hay mayor libertad que la de perdonar y olvidar. Ven hoy a la gracia del perdón de Dios. Con Dios no existe el “casi” perdonado. ¡Todos tus delitos quedarán totalmente perdonados, y para siempre!

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