El craso error de fin de año del presidente Obama en política comercial

El presidente Obama concluyó el año 2011 con la notable hazaña de hacer de que Estados Unidos se vea peor que la China comunista a la hora de promover la libertad económica global.
El 29 de diciembre, el gobierno de Obama anunció que los sacos de dormir fabricados en países en desarrollo ahora estarán sujetos a un arancel del 9%.
La decisión del presidente Obama para subir los aranceles a los sacos de dormir de países en desarrollo se produjo apenas un mes después, Hu Jintao, presidente de la República Popular de China y secretario general del Partido Comunista de China, anunció la eliminación de aranceles sobre el 97% de los artículos importados de países menos desarrollados que mantengan relaciones diplomáticas con China.
Un fabricante de bolsas de dormir de Estados Unidos calificó la decisión del presidente Obama como “un increíble regalo de Navidad”. Sin duda, fue un regalo para este fabricante de sacos de dormir en particular, así como un regalo de relaciones públicas para China, país que continúa acumulando elogios por sus reducciones arancelarias.
Sin embargo, la decisión del presidente Obama de aumentar los aranceles a los sacos de dormir importados de países pobres no ha sido un regalo para los compradores americanos o para los contribuyentes de Estados Unidos que enviaron $33,900 millones en ayuda económica al extranjero en 2009.
En lugar de enviar miles de millones de dólares en ayuda a países en desarrollo cada año, el Congreso debería eliminar las barreras comerciales que dificultan a los americanos hacer negocios con personas de esos países.
Cuando alguien se compra un saco nuevo, esta persona debe poder ser quien decida si comprar uno que se hace en Alabama o en Bangladesh. El Congreso debe quitarle ese poder de decisión a la Casa Blanca eliminando permanentemente los aranceles a la importación de sacos de dormir junto con los aranceles a todas las demás importaciones de los países en desarrollo del mundo.

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