El Cafecito

El Cafecito

Hay un dicho popular que dice: “haz el bien sin mirar a quien.” ¡Ay, pero a veces es tan difícil hacer el bien a aquellos que nos maltratan o que son ásperos con nosotros o con aquellos que amamos! Mi papá fue siempre una persona muy alegre y algo que recuerdo muy bien de él, es que siempre estaba ayudando al prójimo sin importar si lo trataban bien o mal.
Creo que en todas las cuadras debió existir esa vecina que pasaba el día regañando y asomándose por la ventana a ver a que chiquillo travieso acusaba; aquella vecina que, si tu pelota caía del otro lado de la barda, valía más que te olvidaras de ella porque sabías que ya no la recuperarías.
O aquel viejito cascarrabias que pasaba regañando a todos y que pareciera que la risa de los niños encendía más su enojo sin razón, ¿o a poco en tu cuadra? Siempre me asombraba ver que hasta con esos vecinos mi papá era amable y que, aunque acabaran de venir a gritarle mientras daban una queja de alguno de nosotros, podían volver a los pocos minutos pidiéndole ayuda con algo y mi padre nunca les decía que no.
Confieso que hubo momentos en los que llegué a pensar con enojo “ay, a mi papá lo hacen como quieren.” Una vez platicando con él, le pregunté si no le daba coraje que la gente fuera así, y que si porque les ayudaba si ellos no eran nada amables; a lo cual é me respondió: ¿pero que de bueno tiene ser amable solo con los que nos tratan bien? En cambio, si somos amables con todos, pero principalmente con los que no nos quieren, más oportunidad hay para que ellos puedan cambiar, además cuando la gente es más amargada, es porque está más sola.
Mi padre falleció cuando yo tenía 16 años, pero años después entendí exactamente lo que me quiso decir, y desde entonces, trato de enseñarlo a mis hijos, aunque a veces, no me sale tan natural como a mi papá, lo cual solo me confirma que necesito practicarlo más. “¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así.
¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así.  ¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden corresponderles? Aun los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato. Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados.” Lucas 6:32-35 (Tomado del Blog El Cafecito de América Figueroa) afigueroaLPH@gmail.com

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