El Cafecito

El Cafecito

Este fin de semana escuche una expresión que me movió a examinarme a mí misma: “hay gente haciendo luto por personas vivas.” Si lo analizamos bien, cuántas de nosotras estamos viviendo un luto adelantado por ese ser querido con un diagnóstico médico de muerte, por un hijo que se ha ido de casa, por un esposo en adicción, por unos padres cuya enfermedad comienza a borrar sus memorias, o por el resultado incierto de esos exámenes médicos. Hay tiempos en los que dejamos nuestra vida en pausa y derramamos lágrimas amargas por una persona que ¡AÚN SIGUE VIVA!
Cuando al esposo de una amiga le diagnosticaron una enfermedad mortal, ella inició su luto cuando el doctor pronunció las palabras, era tanta su desolación que olvidó que el aún estaba vivo, estaba tan preocupada por cuidarlo, que no le concedió esos viajes que él deseaba hacer con ella, por miedo a que alguna comida le cayera mal o se le enfermara en el camino; por consecuencia, el murió sin haber conocido Italia, Guanajuato, o Puerto Rico, y sin haberle dejado a ella fotografías de esos viajes, y buenos recuerdos de ese último tiempo juntos.
Cuando vivimos llorando por alguien que aún sigue vivo, desaprovechamos tiempo valioso a su lado que jamás recuperaremos. Si en lugar de llorar por un hijo ausente hiciéramos lo que el padre del hijo pródigo y amaneciéramos cada día con la expectativa de su regreso y listos para celebrarlo cuando este vuelva, amaneceríamos cada día emocionadas y planeando en nuestras mentes ese momento. Si en lugar de vivir en suspenso y esperando el día en que ese ser querido ya no abra los ojos, disfrutáramos al máximo cada instante juntos y nos arriesgáramos a dejar todo por vivir una última locura juntos haciendo ese viaje que anhelábamos hacer desde hace años, pero que las ocupaciones diarias nos han impedido realizar. Si en lugar de meternos a ‘Google’ y auto diagnosticarnos cuando nos dicen que nuestros análisis salieron anormales, nos enfocáramos en confiar en Dios y analizar nuestra vida para dejar ir todo aquello que nos roba el tiempo y la atención de las cosas y personas verdaderamente importantes, y priorizáramos de manera inteligente en vez de planear nuestro funeral una y otra vez cuando aún ni sabemos a lo que el doctor de se refería con “resultados anormales.”
No vivas un luto adelantado, celebra la vida de aquellos a quienes amamos y aún están con nosotros; celebra tu propia vida y amas más, ríe más, perdona más, y practica la gratitud. “El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos.” Proverbios 17:22 (Segmento tomado del Blog El Cafecito de América Figueroa)
Wixsite.com/americaf75/ElCafecito

Share