El Amor A Uno Mismo

El amor a uno mismo tiene una cualidad milagrosa: transforma en aceptación todo aquello que antes nos causaba resentimiento, dolor o rechazo. La inconformidad inicial, es la aversión a la figura que tiene o pudiera llegar a tener nuestro cuerpo. Se podría llegar a afirmar que nadie está conforme con la silueta que le ha tocado en suerte.
Esta antipatía hacia nosotros mismos, al convertirse en un hábito constante, nos produce una baja de la auto-valoración, la que luego se transforma en un claro desprecio a nuestro cuerpo. A partir de ese momento nos hemos creado una decepción de nosotros mismos que nos puede durar toda la vida. Como resultado creamos los miedos, tenemos miedo a engordar, miedo a la vejes, a la pobreza, miedo a la muerte, a las enfermedades, al rechazo, fracaso amoroso, al compromiso sentimental, etc.
Podemos afirmar que todas nuestras enfermedades nacieron a partir de un desprecio hacia alguna zona de nuestra figura. En algún momento y sin darnos cuenta, sea de viva voz o de pensamiento, renegamos de esa parte de nuestro físico y la hicimos propensa a manifestar malestares o enfermedades. Y con ese lenguaje nos hace saber su inconformidad o resentimiento.
Queremos crecer y evolucionar, pero escondidos en algún rincón de nuestros “yoes”, están la envidia, los celos, el deseo a controlar, la avaricia, el miedo, y todo eso reprobable que deseemos ignorar de nuestra esencia. Todos los pensamientos negativos que generamos, continúan vigentes a pesar de los años y memorizados en alguna zona o colonia celular debilitando nuestra fortaleza física.
Todo lo que ocultamos y combatimos, nos debilita. Los resentimientos y los remordimientos NO se liberan con solo pedir perdón o creernos perdonados. Ciertamente que el perdón es amor, pero no es la liberación de la culpa. Las deudas a la Vida sólo nos hacen sentir más culpables, y hacen que el aceptarnos y amarnos a nosotros mismos sea una tarea difícil.
Para conocerse y amarse a uno mismo la honestidad es fundamental. Debemos reconocer todos nuestros lados oscuros y sombríos. Esto significa la aceptación absoluta de todos los daños que hemos causado, sin importar que en algún momento los hayamos considerado justos o correctos.
Si fuéramos capaces de iniciar un dialogo honesto con nuestras enfermedades, estas nos señalarían su origen y las acciones equivocadas que cometimos en el pasado. También de aquellas determinaciones, que por nuestra forma de pensar de ese momento, las consideramos correctas. Y por último, el dolor que hemos creado a los demás por nuestros sentimientos equivocados.
Cuando sintamos disgusto por la figura de nuestro cuerpo, frente al espejo debemos afirmarnos en voz alta: “Te acepto así como eres. Te amo por lo que eres y lo que sientes. Y sobre todo, te admiro por lo que puedes llegar a ser”, ¡esto realizará una verdadera transformación en nuestro interior!
Sólo al reconocer nuestros ángulos difíciles podremos aceptarnos y amarnos a nosotros mismos. Será hasta entonces, cuando tendremos la capacidad para amar a otro ser diferente a nosotros, y estaremos en condición de brindarle a esa persona de nuestra preferencia, amor y paz, perdón y olvido, tal como corresponde manifestarlo a una persona emocionalmente inteligente.

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