
Dime qué comes… Buena salud, síntoma de una buena dieta
“Una alimentación equilibrada nos ayuda a gozar de una salud óptima”. Ésta es la premisa que defienden los expertos en nutrición por todo el mundo. Más de dos mil especialistas se reunieron en Barcelona en el primer Congreso Mundial de Nutrición. La prevención de la obesidad, la relación dieta-cáncer o las ventajas de la dieta mediterránea son algunos de los temas que se trataron durante las diferentes sesiones.
Alimentos funcionales
El papel de la dieta como causa de muchas enfermedades crónicas se ha estudiado a lo largo de los años y gracias a ello se han encontrado alimentos y nutrientes beneficiosos o adversos para la salud.
Según la doctora Antonia Trichopoulou, la dieta mediterránea ayuda a prevenir enfermedades y a reducir la mortalidad. Sin embargo, la ingesta de aceite de oliva, pescado, verduras y fruta pierde efecto si no se combina con el ejercicio físico, una variable muchas veces olvidada pero fundamental para prevenir la obesidad y sus problemas derivados.
Actualmente existen dos situaciones alarmantes totalmente opuestas: las enfermedades por desnutrición que sufren los países subdesarrollados y la tendencia de los países desarrollados a provocar enfermedades a causa de los malos hábitos alimenticios. “Además de dar de comer a los niños, debemos tender a que coman bien, ya que el problema de fondo no es de dinero sino de hábitos”, afirma Lluís Serra, presidente del I Congreso Mundial de Nutrición.
El chocolate, los caramelos, un buen cordero, son alimentos que producen placer. Sin embargo, también existen alimentos y nutrientes que más allá de su función alimenticia sirven para evitar enfermedades y para cuidar la salud. Se trata de los denominados alimentos funcionales.
Son varios los alimentos con capacidad para reducir el riesgo cardiovascular, pero por su mayor relevancia destacan los esteroles vegetales, capaces de reducir los niveles de colesterol. Estos se encuentran en margarinas, lácteos semidesnatados y lácteos acidificados, lo que permite el consumo de dos gramos diarios para reducir el colesterol entre el 10 y el 20 por ciento.
Las isoflavonas de la soja, muy de moda por su actual uso en yogures, también son nutrientes que pueden ayudar a controlar las enfermedades cardiovasculares. El interés de la soja como alimento funcional deriva de su alto consumo por la población asiática y los pocos casos que se dan de enfermos cardiovasculares.
Para la hipertensión arterial, nada mejor que los péptidos activos, generalmente extraídos de la leche. El riesgo de hipertensión se produce debido al estilo de vida junto con la actividad física. Una adecuada dieta puede controlar los niveles tensionales.
La obesidad y el cáncer
El cáncer es una enfermedad genética, pero la aparición de esta enfermedad está determinada por factores medioambientales y también por factores de la dieta.
Durante mucho tiempo se ha creído que evitando el tabaco se disminuían los riesgos, pero existen más cosas por hacer en el aspecto alimenticio.
En las últimas décadas, los estudios han mostrado que la obesidad y sus consecuencias metabólicas son factores que contribuyen al riesgo de aparición de algunos tipos de cáncer. Por ello, prevenir la obesidad con una dieta saludable no es sólo por cuestiones de físico, sino que va más allá.
La obesidad es un problema que hay que resolver en la infancia, ya que según Lluís Serra, “el 50 por ciento de los niños obesos continúan en esta situación en la edad adulta. Además, la pérdida de la comida tradicional, la ingesta descontrolada de bebidas azucaradas y carbonatadas o la comida calórica de baja calidad son algunos de los culpables del gran número de obesos existente”.
En 1997 se publicó el primer informe global sobre la prevención del cáncer mediante unos alimentos y una nutrición sana. Entre sus resultados, este informe recomendaba, sobre todo, dietas basadas en vegetales y plantas, de acuerdo con los sistemas tradicionales de alimentación y las pautas dietéticas que se aplican en la región mediterránea.
El aporte de la dieta mediterránea
Consumo elevado de cereales, de hortalizas, de pescado o de aceite de oliva y consumo moderado de derivados lácteos, de carne o de vino son las premisas de una buena dieta mediterránea, según los estudios de la doctora Trichopoulou, la mejor para la salud.
El seguimiento de la dieta mediterránea conlleva, según esta doctora especializada en Biopatología, una reducción de la mortalidad total.
Además, este tipo de dieta también ayuda para la reducción de la presión arterial y aumenta la supervivencia de personas mayores.
Sin embargo, esta dieta no afecta de manera significativa al índice de masa corporal. Esto se debe a que sólo con una buena dieta no se logran los objetivos.
La prevalencia del sobrepeso se debe a la inactividad junto con la ingesta excesiva de energía.
Según unos estudios realizados en Italia la última década, la ingesta de frutas y hortalizas disminuye el riesgo de sufrir cáncer epitelial. Además, el pescado y en consecuencia la dieta rica en ácidos grasos omega 3, así como el aceite de oliva también han demostrado ayudar a evitar algún tipo de cáncer.