<!--:es-->Desarrollo y educación para la paz condición para reposicionar la marca México en el exterior<!--:-->

Desarrollo y educación para la paz condición para reposicionar la marca México en el exterior


La inversión Revelador estudio de Periodismo, recurso para la Paz en México de Marco Lara Klahr editado por la Fundación Friedrich Ebert Stifung plantea críticamente que la estrategia de seguridad del gobierno calderonista fue fallida al exacerbar la violencia con su mal llamada Guerra contra el Narco, que solo legitimo la barbarie como código social basado que en el imaginario colectivo quedo como un ideario en el modelo de populismo punitivo de resolución que ignoró a las ONG´S como COMNAPAZ que insistieron en estrategias paralelas de corte preventivo y que ante la opinión pública mundial y a pesar de la inversión de 900 mil millones de pesos en publicidad pagada a agencias estadounidense para mejorar la imagen de marca de México fue errática.

Mientas México perdía en competitividad año con año según revela el World Economic Forum- en todas ellas el número de homicidios asciende, matemáticamente, año con año y el Gobierno en lugar de erradicar la violencia de fondo creando programas de educación para la paz invierte con una visión miope cortoplacista en firmas como Ogilvy Public Relations World Wide Inc y Walter Thompson Company ambas con sede en Nueva York que se se beneficiaron de contratos gubernamentales con la campaña infructuosa “México, país rico en cultura, avanzado, sólido con economía estable y en pleno crecimiento”

Con estadísticas nacionales se comprueba que según INEGI en el 2011 México vivió una tragedia: 27,199 homicidios, es decir, 24 crímenes por cada 100,000 habitantes; 23 por cada 100,000 en el 2010. INEGI nos devuelve las interrogaciones con números y los números desentierran los muertos. Los asumidos por INEGI crecen como la espuma, pero esa espuma es parte de nuestra vida cotidiana: 9,921 homicidios en el 2005; 10,452 en el 2006; 8,867 en el 2007; 14,005 en el 2008; 19,803 en el 2009; 25,757 en el 2010 y 27,199 en el 2011. En Guerrero 591 crímenes en 2005; 789 en 2006; 766 en 2007; 1,005 en 2008; 1,855 en 2009; 1,555 en 2010 y para no quedar mal 2,425 en 2011. ¿Cuántos en el 2012?

La multiplicación es impresionante: en el Distrito Federal donde las bandas ejecutan 879 homicidios en 2005 y 1,101 en 2011; en el Estado de México 2,016 en 2005 y 2,613 en 2011; en Veracruz de Ignacio de La Llave 344 asesinatos en 2005 y 1,005 en 2011. La repesca de 2012 nos permitirá renovar el dolor y la indignación. De los 27,199 crímenes, sólo en el 2011, que acumula la lista de INEGI ¿cuántas familias destruidas, acorraladas contra la pared, sumergidas, en un país con 54.4 millones de pobres (CONEVAL), instaladas en un drama existencial, sin nombre, al haber pedido, en muchos casos, al sostén de la familia?

Ninguna excusa, ante el silencio y el abandono, permitirá a miles de familias que ni fuerzas tienen, en su soledad y silencio, para una protesta que la Sociedad, acostumbrada a la inexistencia de la Ley, elude, olvida y se escuda en la admirable versión que debí oír en días pasados: “Acapulco, tranquilo”. Ese diseño de dos países desconectados entre sí, impresiona y oprime el corazón si no está ya acorazado en el sí mismo.

Termina un periodo presidencial sin esperanza, destrozada su élite política en las elecciones y el equipo de Los Pinos intentando reconstruir, en el para sí, su núcleo dirigente-divergente. En Chihuahua se pasó de 560 muertos en 2005 a 4,502 en 2011 y en Nuevo León y su famoso casino paso de 150 a 2,177. Claro está que esos son los que han podido ser contados.

Aún resuenan en nuestros oídos la frase del filósofo Bacca, que acuño lacónicamente citó: Dura veritas, sed veritas, Dura es la verdad, pero es la verdad, hay que educar para la Paz.

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