<!--:es-->Desafío de México conciliar las aspiraciones individuales y colectivas en un proyecto de Nación<!--:-->

Desafío de México conciliar las aspiraciones individuales y colectivas en un proyecto de Nación


No todo es culpa del gobierno y la clase política, casi la mitad de la población 40% asume cierta responsabilidad en el deterioro de la marcha del país. Los mexicanos opinan que el país tiene lo todo para salir adelante.

El 33% opina que la riqueza del país es la gente; 32% los recursos naturales, en contraste del 2% cree en el valía de sus gobernantes.

Los mexicanos como se ve están divididos en sus percepciones. El reto para los líderes del país es el articular un sueño común, conciliar las aspiraciones individuales y colectivas, hacer explícito el puerto al que se quiere llegar, que necesariamente atender la satisfacción de aspiraciones y de calidad de la vida cotidiana.

No será tare fácil porque el punto de partida en la relación de los mexicanos con sus gobernantes y en un sentido más amplio con sus clases dirigentes, presenta un deterioro que es el mayor de todos los registrados por la encuesta.

Lo que los mexicanos creen que “México necesita para salir adelante, el rubro de carencia más grande es directamente la falta de un buen gobierno con 78 %, desglosado en (unión, responsabilidad, compromiso 14 %, honestidad 11%, inversiones 11%, empleo 9 %, educación 5 %, acuerdos políticos 4%, seguridad 4%, apoyo a la gente 3%.

Las clases medias tienden a confiar más en los maestros; las altas más en los empresarios, y las populares más en los jueces. En las percepciones existe un matiz controvertido, ver el vaso vació o medio lleno es un recurso analítico que pone en evidencia la escisión del país que se divide en un 50% optimista y un 50% pesimista.

Un indicador notables es quienes desean para el futuro un país desarrollado económicamente, educado e igualitario y que ofrezca lo básico para vivir con tranquilidad, no tienen una idea clara de lo que le conviene al país en términos político electorales.

Pero no todo es negativo, hay una luz al final del túnel. No todo es culpa del Gobierno el rasgo positivo es que a la pregunta de que en el día a día que tanto contribuye para que México se encuentre así? El 68% afirma cierta corresponsabilidad. Atraer el polo de la ciudadanía con el polo de las instituciones que deben cumplir, es una tarea impostergable, considerando que solo el 7% de la población está interesada en los asuntos públicos.

Los mexicanos se encuentran cada vez más escépticos ante sus dirigentes y también cada vez menos tolerantes ante la falta de acciones y resultados tangibles.

Los mexicanos nos percibimos en medio de una tormenta que nos abruma. Entre los rayos y las precipitaciones del huracán de la violencia real, amplificado hasta la náusea en los medios de comunicación, se ha despertado una brecha aparentemente irreconciliable entre la población mexicana con la clase dirigente y empresarial del país.

En el imaginario colectivo el país es visto como el Torito, pero sin Pedro Infante, expresado en el clamor de “nosotros los pobres” y “ustedes los ricos”, siendo señalada la clase política como el principal problema para que México avance.

El auténtico desafió de la clase política será conciliar la mirada esquizofrénica entre los divergentes intereses que privan en la mirada personal del México que viene con el México ideal en el que más que un sueño se libera una angustia, más percibida que real, de inseguridad, revela la fractura entre el diagnóstico sobre la problemática del país vs. La problemática individual.

La construcción de una nación implica necesariamente la articulación de un discurso común.

La elaboración de este discurso implica creer en una identidad que agrupe la responsabilidad social compartida de pensar localmente y actuar globalmente entre la clase dirigente con la clase empresarial.

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