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Cuanto antes, mejor Léele a tu niño: desarrolla su cerebro

Cada noche, Karla Sandoval sienta a sus cuatro pequeños a su alrededor y les lee un cuento. Para ella es un rato para jugar con sus hijos y acercarse a ellos. Pero para los expertos es mucho más: afirman que es una función importante para el desarrollo intelectual de los niños. No en vano, la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que se les lea a partir de los seis meses.

El hábito

de la lectura

“Mi hija pequeña tiene meses pero ya disfruta de la lectura de la noche. Se relaja y se duerme mejor. Aunque no lo entienda se divierte y espera el momento de contarles el cuento”, dice Sandoval, originaria de Guatemala.

Sin duda, el hábito de la lectura es uno de los más valiosos que puedes inculcar a tu hijo. La campaña de la AAP, “Reach Out and Read”, se centra en promover la alfabetización como parte del cuidado del pequeño, desde los seis meses a los cinco años.

Para llevar este mensaje, la organización se unió a Reading is Fundamental (RIF), una entidad sin fines de lucro dedicada a promover la lectura a los niños. Es que los bebés disfrutan de la voz del padre o la madre aunque no le entiendan y pierdan el interés rápidamente. Hasta los recién nacidos se benefician del sonido y del compás de nuestra voz.

Esta campaña parte de la base de que leer a un niño ayuda a promover el desarrollo cerebral y acelera el aprendizaje de palabras.

Sin embargo, según la APP, diariamente en este país solo se lee a la mitad de los niños menores de dos años. Esta organización agrega que el ritual diario de leer un cuento refuerza los vínculos emocionales entre el niño y sus padres. El pequeño se acostumbra a ese rato de socialización, cercanía y atención y es probable que el resto de su vida relacione la lectura con ese momento placentero.

“El bebé comienza a aprender el lenguaje al nacer y en su cerebro se empiezan a hacer conexiones que contribuyen a su desarrollo intelectual. Poco a poco el niño va relacionando una imagen con un sonido y un buen día repiten esa palabra”, afirma la psicóloga clínica Dorita Roca Marina.

A cada edad, un libro

En la primera etapa del desarrollo se recomienda leer diariamente al niño, señalarle los objetos y repetir su nombre.

Los primeros libros deben ser de páginas de cartón, tela o plástico para que los puedan manejar. Las rimas son una excelente forma de desarrollar el oído y acostumbrar al niño al lenguaje. A medida que el pequeño comienza a hablar, los padres deben hacerle participar en la lectura, pedirle que señale los objetos y preguntarle el nombre de las cosas.

Los niños mayores de un año escuchan durante más tiempo, les encanta que les repitan lo mismo varias veces y son capaces de seguir un argumento, aunque se centran en las ilustraciones. A partir de los dos años el niño puede disfrutar de las visitas periódicas a la biblioteca local. Al tercer año cambian los conceptos A los tres años el niño ya es consciente del texto de los libros.

Los padres pueden empezar a hacerle preguntas abiertas sobre el argumento como “¿qué piensas que va a pasar?”, y pueden empezar a enseñarle las letras. Para esta etapa son recomendables los libros de conceptos: los que les enseñan a contar o les enseñan las letras, así como los argumentos cortos y predecibles.

Por último, no olvide que los beneficios de la lectura no se quedan ahí. Los libros abren la imaginación del niño y, además de la información y el vocabulario que les enseñan, les transmiten toda una serie de valores éticos.

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