Cuando el cuerpo habla

Alicia Nayeli Valdez

En ocasiones, las personas que se ven sometidas a estrés o que pasan por un momento de tristeza experimentan malestares físicos que se presentan sin razón aparente y que deterioran su calidad de vida, ¿esto te ha ocurrido? A este proceso se le llama somatización, que es la manifestación física asociada a diversos sentimientos, tales como tristeza, ira o angustia.

La doctora Ileana Petra Micu, coordinadora de enseñanza del Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica: “Un ejemplo de estos cambios físicos generados por las emociones puede observarse en algunos cuadros de depresión, en los que surgen síntomas como insomnio o ganas de dormir mucho, falta o exceso de apetito, dolores de cabeza intensos que se pueden convertir en migraña, dolores musculares y taquicardias sin que se observe un motivo físico que los genere. Otro ejemplo es la ira, ya que las personas que son propensas a ella, tienen más posibilidades de sufrir afecciones cardiacas, pues su cuerpo segrega constantemente adrenalina, sus vasos sanguíneos se contraen, hay mayor tensión muscular, además de tener jaquecas constantes y, ocasionalmente dolor en la mandíbula y rechinar de dientes”.

La especialista afirma que cualquier emoción tiene un efecto en el cuerpo a nivel físico que puede ser bueno o malo. En una época se hablaba de que todos los seres humanos poseíamos un órgano blanco, es decir, nuestras emociones repercutían en el órgano corporal más débil que tuvieramos, podía ser el estómago, la piel o el corazón; con el tiempo esta creencia fue sustituida por la teoría de que en realidad, todo el cuerpo responde a cualquier emoción, incluido el cerebro mismo, pues puede presentarse, incluso, falta de concentración, desinterés o poca atención en periodos en los que se está mal emocionalmente.

Sin embargo, no todo es negativo, se habla también de que las emociones positivas como la alegría ayudan a las personas a sentirse con más energía y vigor, el sistema inmunológico se fortalece y en general, hay una sensación de bienestar.

Cuando se presenta la somatización de manera negativa y ésta afecta la calidad de vida, el primer paso para restablecerse, es observar con cuidado y detectar si hay una situación emocional que pueda estar lastimando al organismo. Por ello, la especialista sugiere: “Al mismo tiempo que se acude al médico para tratar el padecimiento, también es recomendable recurrir a alguna terapia psicológica que ayude a resolver lo que está generando sentimientos negativos”.

Si bien las emociones no causan enfermedades por sí mismas, sí contribuyen para que se presenten, por ello es aconsejable exteriorizar los sentimientos, relajarse y sobre todo, tratar de ver el lado positivo de las situaciones que nos ocurren, a la larga, tu cuerpo te lo agradecerá.

“A favor de la paz, por un México Unido”.

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