Cuando el Amor Cayó del Pedestal

Cuando el Amor Cayó del Pedestal

Todos llevamos dentro del corazón un adoratorio secreto. Ahí mantenemos un altaren donde hemos instalado varios pedestales. Y sobre ellos, vamos colocando a las personas que nos place para amarlas o adorarlas.
Constantemente estamos necesitando adorar a alguien o algo. Y en ese sagrado recinto les convertimos en divinidades dándoles el título de dioses o diosas, lo valgan o no. ¡Y al hacerlo, nos hemos esclavisamos a ellas! Les hemos quemado incienso y encendido cirios. Les hemos nimbado de atributos irreales. ¡Porque tener un objeto o un sujeto de adoración, es nuestra necesidad más celosamente guardada!
El conflicto nace cuando preferimos adorar a un sujeto, confundiéndole con un objeto. Un objeto no varía fácilmente, el sujeto siempre. Y aquí es donde se inician nuestras tribulaciones. Queremos que la persona sea permanente y estable en sus sentimientos. Es decir, que se comporte como un objeto y que se sostenga en en las promesas de Amor que nos hizo al principio.
Somos una eterna contradicción. Por un lado, cuando escogemos a una persona para nuestro pedestal no le permitimos que tenga ninguna variación. Y por otro, sólo le aceptamos los cambios que nosotros le hemos permitido. De todas maneras siempre estaremos inconformes.
Un objeto puede permanecer estable. En cambio, los sentimientos de una persona tienen variaciones infinitas. Y aquí es donde se agrandan nuestras aflicciones: cuando hemos querido congelar el tiempo para eternizar el recuerdo de un instante. Pretendemos capturar la imagen de una persona para ponerle en un altar, pensando que jamás se nos podría caer.
Le adentramos en nuestro corazón para colocarle en un nicho y rendirle tributo y adoración. Pero las personas no existen como fotos fijas, debemos considerarlas películas en movimiento Y al convertirnos en sacerdotes o sacerdotisas de nuestro culto secreto, nos esclavizamos a esa imágen por haberle hecho votos de adoración perenne.
A cambio de nuestra devoción, le exigimos que nunca cambie, que siempre sea como nosotros le necesitamos. Y sobre todo, que jamás se nos escape de ese pedestal. Pero esa persona en algún momento terminará por aburrirse, se bajará de ahí y se irá en busca de otro pedestal más cómodo. ¡Nada permanece, todo cambia, incluso el Amor!
El culto hacia una persona se derrumba, cuando nos damos cuenta que sólo éramos prisioneros de la fantasía que hicimos de ella. ¡Le pusimos cualidades o virtudes que nosotros llevábamos dentro, sin saber se trataba del reflejo de nosotros mismos!
Equivocadamente, pusimos nuestros sueños en manos de un personaje que elevamos a la categoría de divinidad y toda perfección. Nunca quisimos aceptar que podría cometer errores. Y nos convertimos en sus lacayos, y propalamos sus virtudes por doquier. Porque otra de nuestras necesidades es: que otros más pertenezcan a nuestro culto y le adoren con el mismo fervor que profesamos. ¡No queremos estar solos en el acierto o el error, necesitamos testigos que refuercen nuestras creencias!
Voluntariamente hemos dejado de vivir para nosotros, para hacerlo en razón de ese personaje de nuestro altar. ¡Y ya nunca seremos libres! Estaremos viviendo día y noche esclavizados a un ritual que impida el derrumbe de nuestra fantasía. La confusión o la crisis emocional se nos presentará, cuando equivocadamente llamemos a ese hábito o costumbre: AMOR.
No existe la seguridad de que el Amor sea correspondido. Amar siempre será un gran riesgo y no por que exista el engaño. Sino porque las interpretaciones de nuestros lenguajes afectivos difícilmente pueden ser comprendidos correctamente por la otra persona. Por ello, lo más importante es: que aprendamos a explicar nuestras emociones ¡y jamás poner nuestra felicidad en manos ajenas!
Afortunadamente para aquellos decepcionados, existe un rápido alivio para el mal de amores y sus devastadoras consecuencias. La psicología de vanguardia ha creado increíbles procesos que borran de la memoria los amores frustrados y llevan a la persona doliente a una completa recuperación en pocas horas.
La Clínica de Psynética de Playas de Tijuana, está ayudando a miles de personas a olvidar totalmente su pasado emocional, permitiéndoles una completa liberación para disfrutar a plenitud de su Amor presente. (664)-630-0778.

Share