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Crece representación política hispana en la antesala de la Reforma Migratoria


Estados Unidos está viviendo en sus calles la petición de la sociedad por la Reforma Migratoria. Siendo que no es solamente un problema de Washington, sino también de América Latina y, principalmente, de México.

El presidente Obama, después de las últimas elecciones sabe, que el voto de los 12 millones de votantes hispanos fue decisivo.

Los republicanos, a su vez, asumen que no pueden ganar unas elecciones sin contar con los votantes derivados de la corriente migratoria hispana.

Esas dos grandes realidades cobran un valor de diagnóstico difícilmente eludible y más, aún, según pasa el tiempo, se está generando, en el interior del voto hispánico, una nueva conciencia: la de su propio significado. Esto es, sin complejos sobre su papel en la economía y la sociedad estadounidense.

El caso migratorio de la Hispanic Population ha planteado ya, dos cuestiones: a) la reivindicación de una corriente de trabajadores sin derechos y si, con notoria repercusión económica en ciertos sectores del aparato productivo estadounidense y b) la finalización del estatuto de explotación primaria de la masa migratoria está generando dos cosas paralelas: primero, una toma de conciencia colectiva ante el hecho global (51 millones de inmigrantes hispanos) y segundo, la aceptación de que el modelo arbitrario del uso de la mano de obra barata se hace imposible progresivamente y se requiere ya una mutación de las leyes.

En el Censo último de Estados Unidos –el de 2012- se estimó que de los 51 millones de hispanos el 65% eran mexicanos y que, cabe repetir, 12 millones, del conjunto total, tenían derecho a votar. Su presencia como fuerza de trabajo es verdaderamente notable si se tiene en cuenta que los trabajadores mexicanos en Estados Unidos han llegado a enviar a sus familiares un promedio de 25,000 millones de dólares anuales.

No obstante, el caso hispánico es notable, a su vez, en términos de “presencia”. En otras palabras, en los 50 Estados norteamericanos existe presencia hispánica. Inclusive en Alaska representa el 5.5% de la población total. La proporción poblacional hispánica es impresionante: el 37.6% en Texas; el 46.3% en Nuevo México; el 37.6% en California; el 22.5% en la Florida; el 29.6% en Arizona; el 46.3% en Nuevo México; el 20.7% en Colorado.

En suma, no existe un Estado, de los 50, que no tenga emigración latina. Inclusive en Alaska es el 5.5% y en Nueva York el 17.6%.

Pese a la notoria y lamentable indiferencia de la prensa mexicana en las últimas elecciones (el segundo mandato de Obama) la Cámara de Representantes cuenta en sus filas con 28 hispanos y 3 ya en el Senado.

¿Cómo no interesarse por el caso de Marco Rubio? El senador republicano por Florida elegido hace dos años y Roberto Menéndez, demócrata, a su vez, por Nueva Jersey volvió a ratificar su mandato en el Senado y Ted Cruz, el de la posición más conservadora, también está ya en el Senado.

Es significativo que los tres senadores citados son de origen cubano-americano. A su vez en Arizona (hispanic population el 29.6%) el candidato demócrata Ricardo Carmona ex ministro de Salud con el presidente Bush se presentó como senador, pero perdió ante Jeff Flake.

Arturo Vargas , presidente de la Organization National Association of Latino Elected and Appointed Officials, advirtió después de los últimos comicios: “Hemos logrado un papel clave en estas elecciones”.

Michelle Luján ha sido la primera latina en representar a Nuevo México y Raúl Ruiz, médico por Harvard es hijo de obreros agrícolas mexicanos y ha ganado la partida, en el Sur de California, a la republicana Mary Bono Mack.

La existencia de la hispanic population ha hecho meditar a los republicanos (opuestos de inicio a la Reforma Migratoria) porque saben que sin los 12 millones de votantes de ese grupo poblacional es muy difícil ganar una elección.

En esos términos, inequívocos, está planteado el problema de la Reforma Migratoria que es difícilmente eludible. La reelección de Obama hubiera sido imposible sin el voto hispánico, pese a las violencias en la frontera y las deportaciones.

La hispanic population no condenó, por ello a Obama. Supo, con lucidez, que Obama estaba atrapado en el Congreso de cara a la Reforma Financiera. No exigió, por ello, más de lo posible, pero es ya un interlocutor difícilmente eludible.

La presencia latina en las dos Cámaras esta en ascenso, por lo que no existe duda que si el 65% de la hispanic population.

Los mexicanos que trabajan y aprenden allá (el Pew Center señala que los mexicanos en Estados Unidos son cinco veces más productivos que en México) han revelado una fortaleza y una decisión notable para no caer en el choque o la violencia. Al revés, han decidido que su trabajo era el centro de sus decisiones.

Lección para acá. ¿Se sabe? Esa es la batalla que allá se vive por la Reforma Migratoria. Sin duda, pronto o tarde lo obtendrán. ¿Por qué? Porque los republicanos saben ya que sin sus votos no ganan la presidencia. Eso es todo.

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