Como Escribir Un Libro

TODOS los escritores, desde el novato al Nobel, tenemos tres cosas en común, a todos nos cubre el mismo cielo, todos estamos en la misma tierra y todos creamos a partir de la misma materia prima… palabras. Las mismas palabras están almacenadas en los distintos diccionarios de cada idioma, pero la pregunta es…
¿Por qué hay textos mediocres y otros brillantes, si todos usamos la misma materia prima?
La respuesta es sencilla, muchos tienen el Don de escribir, la pasión por escribir, pero muy pocos transforman ese Don y esa pasión en Talento…
Muchos creen que para escribir una obra literaria solo necesitan tener una buena historia e inspiración, pero realmente un relato, un cuento o una novela, están conformados por palabras.
Porque las palabras son la base de la vida misma, las palabras dominan el planeta, todo el mundo las escucha, las pronuncia, las escribe y las lee, en pocas “palabras”, convivimos con las palabras, incluso nos diferenciamos de los otros “habitantes” del mundo, ya sea el reino animal, vegetal o mineral, por ser los únicos que nos comunicamos con palabras.
Cada palabra ocupa un sitio en un rompecabezas y que comparte con otras a las cuales se va asociando para formar un todo, entonces debemos repensar la idea que para escribir una obra literaria solo necesitamos tener una buena historia e inspiración.
En realidad una palabra no es más que una abstracción, un símbolo que depende del contexto, lugar e idioma en que se pronuncie, porque una palabra tiene múltiples significados en distintas partes del mundo, al estar asociada a otras que conforman el lenguaje, tomando en cuenta que el lenguaje es una convención de los seres humanos para comunicarnos y cuya estructura y simbolismos damos por sentada.
Debemos aclarar el talento de la comunicación no es exclusivo de los seres humanos, ya que los animales e incluso los vegetales tiene el don de la comunicación, pero la palabra como medio oral y escrito si lo es.
Cuando escuchamos una palabra nuestras neuronas conectan dos puntos del cerebro, significado y significante, por consiguiente se dispone a conectar esa palabra con el contenido cultural, educativo y social que reside en nuestra memoria. Si la palabra pertenece a un idioma que conocemos, el mecanismo es claro y rápido, pero si la palabra es desconocida, el cerebro encenderá una luz amarilla, intentando asociarla a otras que conoce, pero sino lo logra encenderá una luz roja… deteniendo la lectura para analizar el contexto. Esto también puede ocurrir con palabras fuera de lugar, los errores ortográficos o gramaticales, porque el cerebro notara que algo está mal, creando una distracción en la lectura.
Pero como escritores debemos tener claro que la palabra es una de tus herramientas de escritor y jamás es un fin en sí mismo, porque el lector, al terminar un libro, recordara los conceptos, las ideas, la trama, pero solo recordará algunas frases o palabras sueltas.
Es importante tener en cuenta que lo esencial en el placer de escribir y leer reside en el contenido, no en el continente, es decir, las palabras son un medio de transporte de ideas y conceptos, que sirven para crear historias, para que el escritor y el lector logren encontrarse en ese punto medio, en ese laberinto de letras.
Muy pocos… pero muy pocos escritores logran explicar sus ideas, desarrollar su trama al primer intento, conseguir una frase o un párrafo impecable en la primer “sentada” es casi imposible, aun para un Premio Nobel, pero justamente son los grandes escritores quienes demuestran rasgos de madurez, invirtiendo su tiempo en el trabajo de escribir y revisar.
Desear ser un escritor profesional implica asumir que el placer que provoca escribir tiene un precio, amar y odiar cada palabra escrita, ese amor-odio cuyo resultado es el texto deseado, analizar y corregir cada párrafo, cada línea, cada palabra y cada letra es el fin mismo de un escritor profesional.
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Hasta la próxima semana…
Cesar Leo Marcus