¿Comes por Soledad, Estrés o Aburrimiento?

¿La comida es tu mejor compañía y te anima, te calma o te entretiene? Te damos siete valiosas técnicas para superar el comer emocionalmente

El hambre

emocional

Las mujeres somos más proclives que los hombres a comer por motivos emocionales, y después de ingerir esos alimentos “prohibidos”, no sólo nos sentimos menos saludables sino también más culpables.

Comer emocionalmente nos lleva a devorar, sobre todo alimentos altos en calorías, azúcares, sodio y grasas.

No reduces estrés, sí aumentas de peso

La conexión entre el estrés y el comer posiblemente se origina en la química cerebral. Ante una amenaza real, se produce la reacción del síndrome de lucha o fuga, suprimiéndose temporalmente el apetito.

Pero muchas personas recurren a los alimentos con alto contenido calórico, para buscar consuelo frente a un constante estrés, problemas de salud, relaciones interpersonales difíciles o demasiado trabajo.

Sin embargo acudir a la comida para lidiar con la situación no reduce el estrés y muy posiblemente aumenta de peso.

Sugerencias ante la comida emocional

Por eso la edición de Mayo Clinic Women’s HealthSource te ofrece estas 7 valiosas sugerencias para entender y superar el comer emocionalmente:

1. Aprende a reconocer cuándo tu hambre es real. Sentir ansias por cualquier alimento dulce después de la comida posiblemente es hambre emocional, no hambre verdadera.

2. Identifica los desencadenantes para comer. Llevar un diario te ayudará a encontrar qué te lleva a comer emocionalmente. Anota qué alimentos comes, la cantidad y el momento de comer, y sobre todo qué sentimientos te surgen después de comer.

3. Encuentra consuelo en otra parte. En lugar de buscar papas fritas, galletas o golosinas, sal a caminar un poco, ordena tu clóset o librero, llama a una amiga, escucha música, lee o ve al cine.

4. Controla el estrés de manera sana. Para disminuir la tensión de forma saludable, haz ejercicio diariamente, duerme alrededor de ocho horas diarias y fomenta la compañía con tus familiares y amigos.

5. Lleva una alimentación consciente. Enfócate en un régimen sano y equilibrado y serás más consciente de las sensaciones y pensamientos que te provoca emocionalmente la comida.

6. Desecha los alimentos insalubres. Evita tener en las gavetas o refrigerador comida “reconfortante”, es decir, aquella con un alto contenido calórico. En su lugar, considera otros alimentos sanos y ricos a la vez como un ensaladas, sopa de verduras o té de frutas.

7. Ingiere refrigerios sanos. Entre comidas opta por colaciones de bajo contenido graso y calórico, como galletas de salvado con queso panela y jamón de pavo, o yogurt desgrasado con fruta picada.

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