Comer para seguir trabajando

Por la mañana, planifique con cuidado la alimentación del día que va a comenzar para equilibrar la ingestión total de energía, es decir de calorías. Evite llegar a la comida del mediodía con un hambre voraz, ya que seguro que comerá más, y antes de llegar al lugar donde comerá, tenga una idea de lo que va a pedir y la cantidad, tomando en cuenta las otras comidas de la jornada.

Estos son algunos de los consejos básicos para comer fuera de casa, “sin dejar fuera la salud ni la línea”, que propone el médico español Gregorio Mariscal Bueno, experto en dietética y nutrición, que asegura que las comidas cerca del lugar trabajo,  realizadas a toda prisa y sin control, van socavando la salud.

Según el experto, “los excesos calóricos cometidos en las comidas del trabajo pueden compensarse en el hogar, pero para ello hace falta consultar a un médico para conocer bien qué alimentos se necesitan y cuáles se han ingerido”. “Para que la dieta sea equilibrada no tiene que serlo todas y cada una de las comidas sino las realizadas en un periodo, por ejemplo un día”, señala.

Estas son algunas de las propuestas del especialista para cuidar la nutrición y digestión, y prevenir la obesidad en el entorno laboral

Seleccione bien el restaurante

Es preferible elegir un lugar que ofrezca una variedad de platos que pueden ser aptos para su plan de alimentación, así como los establecimientos que dispongan en su menú de alternativas bajas en grasa. Para asegurarse que haya selecciones apropiadas, es aconsejable revisar el menú antes de entrar en el restaurante o sentarse a la mesa.

Los mejores platos y alimentos

Si come en un restaurante de “comida rápida” evite las papas fritas, pida la pizza o hamburguesa más sencilla o escoja un sándwich de carne baja en grasa y combínelo con una ensalada o algún vegetal. Además, seleccione cortes de carne más pequeños, ya que la calidad es importante, pero también la cantidad: pida un filete en lugar de un “chuletón”.

También importan  las preparaciones culinarias

Si le conocen en el restaurante, pida que pongan menos aceite en los platos o que preparen platos apropiados a su dieta. En todo caso, evite los alimentos o preparaciones ricos en grasa, como la mantequilla y aceites, mayonesas, salsas con crema, alimentos fritos, rebozados, gratinados o salsas bechamel, y la crema líquida o batida.

También es desaconsejable el exceso de carne con mucha grasa visible, quesos curados, chocolate, helados cremosos, postres lácteos, pasteles, bombones y productos de repostería.

Evite los alimentos fritos, empanados y en escabeche, y prefiera los cocinados al vapor, hervidos, a la parrilla o con vegetales.

Las guarniciones y complementos también cuentan

En vez de comer el pan o los aperitivos que le traen a la mesa, escoja una ensalada verde o de frutas sin aderezo o vinagreta, sopa de vegetales o coctel de camarones.

Si el plato principal es alto en grasa, acompáñelo con una papa asada sin mantequilla, vegetales al vapor o verduras hervidas.

Dado que muchas salsas y aderezos se añaden justo antes de servir la comida, para controlar la cantidad pida que se las sirvan aparte. Pida las pastas sin salsa o con salsa de tomate sin carne en lugar de salsa blancas o a la crema.

Cuidado con las bebidas

En lugar de alcohol, que tiene un alto contenido de calorías y tiende a estimular el apetito, es preferible tomar agua, un refresco de dieta o una bebida sin alcohol. Si no puede evitarlo, beba sólo un vaso pequeño de vino, tomándolo a pequeños sorbitos para que dure más tiempo.

Postres: el momento crucial

Es mejor pedir fruta fresca, jugo de fruta natural o ensalada de fruta de postre, o incluso un café o té como postre. Si no puede evitar un postre dulce, compártalo con un compañero de trabajo.

Cómo actuar en la mesa

Coma lentamente, masticando bien, tomándolo en bocados pequeños. Disfrute de cada bocado y del ambiente, conversando y tomando sorbitos de agua. Un truco clave: ¡deje de comer antes de sentirse lleno del todo: no importa si deja comida en el plato!.

Share