Mexicanos de Primera: Ing. Eduardo C, Guízar Sainz, de Culiacán a las estrellas

Mexicanos de Primera: Ing. Eduardo C, Guízar Sainz, de Culiacán a las estrellas

“La primera vez que tuve la oportunidad de ver la película “Star Wars” supe que había encontrado mi destino en la vida, porque desde ese momento quise dedicarme a construir robots. Yo era muy pequeño, entonces, cuando me cruzo por la mente tan maravillosa revelación. MI mama y yo habíamos ido al cine, y al terminar la función, cuando íbamos caminando hacia la salida del teatro me sentía tan emocionado que se lo dije. A lo que ella me respondió: ¿está bien, pero donde vas a estudiar para aprender a hacerlos ?, eso no se enseña aquí en Culiacán, México, únicamente en los Estados Unidos. Tendrías que irte para allá”.

Con estas palabras, sencillas y directas, el Ing. Eduardo C. Guízar Sainz suele responder a quienes le preguntan sobre los orígenes de su interés por llegar a dominar la tecnología que utilizo para crear los motores que impulsaron las seis ruedas del robot espacial “Curiosity” que, después de 8 años de trabajo, investigación y labor científica, la NASA hizo aterrizar en la superficie del planeta Marte los primeros días del mes de Agosto del 2012.

Considerada la misión más difícil de cuantas hayan enfrentado antes los vehículos exploratorios enviados al misterioso planeta rojo, por su tamaño y complejidad técnica, con casi una tonelada de peso y un costo aproximado de 2,500 millones de dólares, el descenso de “Curiosity” culmino un recorrido de 587 millones de kilómetros cubiertos a lo largo de siete meses.

Por todo ello el expresidente Barack Obama llego a describir lo ocurrido con el “Curiosity” como una "hazaña estadounidense, y de la humanidad entera, sin precedentes"

‘’Fueron momentos que nunca, jamás, voy a olvidar, por supuesto. Porque marcaron la culminación de todos los sueños y fantasías que yo tuve mientras fui creciendo, hasta llegar a la edad adulta” asegura el Ing. Sainz. “Pero, aunque he logrado cumplir muchas de mis metas, cada noche que miro al cielo y observo las estrellas, no dejo de pensar en el “Curiosity” y lo que hay de mi en él. También suelo ponerme a reflexionar en lo que eso ha significado en mi vida, tanto a nivel personal como humano. Y todavía, hasta el día de hoy, me sigue pareciendo increíble que la oportunidad de participar en este proyecto se me haya presentado, precisamente, a mí”.

La experiencia que le dejo trabajar en el área de robótica de la NASA, en el proceso de investigación, desarrollo y creación de los motores que impulsaron el movimiento de las ruedas del “Curiosity” sobre la superficie arenosa de Marte, marco una línea de antes y después en la vida del Ing. Eduardo C. Guízar Sainz.

Y aunque no pudo estar presente durante el descenso en Marte del “Curiosity”, dice que siguió todo lo que pasaba en la NASA desde el sitio en el que vive junto con su esposa e hijos.

“Yo no podía dar crédito lo que se vio cuando empezaron a llegar las imágenes enviadas a la Tierra por el “Curiosity” desde el lugar en el que había aterrizado. En las primeras que aparecieron podía verse un pequeño paisaje de Marte, la sombra proyectada por el robot y una de las ruedas que lo iban a ayudar a desplazarse y cumplir las misiones para las que había sido programado: llevar a cabo estudios geológicos, tomar y analizar muestras de minerales, etc. Observar esas primeras fotografías sigue siendo un momento que permanece imborrable en mi memoria. Y que todavía me hace latir el corazón”, asegura Sainz.

Inteligencia y sensibilidad mexicanas

Otro de los momentos que el Ing. Eduardo C. Guizar Sainz recuerda con agrado y simpatía, es el de la forma en que se produjeron los primeros contactos que la NASA hizo con él.

“Fue algo que sucedió de forma totalmente inesperada. Yo había estado dando vueltas con mis inventos por oficinas y entidades gubernamentales de México sin tener ningún resultado favorable. Cualquier tramite que intentaba realizar, para patentar algo de lo que había hecho, se volvía largo, complicado e interminable. Y eso me producía sentimientos de mucha frustración. Por eso no creí que fuera verdad el primer mensaje que recibí de la NASA. Pensé que era una broma. Luego volvieron a mandarme otro y nuevamente pensé que se trataba de un nuevo chiste. Por eso les respondí de forma agresiva y con malas palabras. Todo cambio cuando, en otra llamada que recibí, una voz de mujer me pidió tranquilizarme, asegurando que si era verdad lo que estaba escuchando: la NASA quería ponerse en contacto conmigo para invitarme a colaborar en uno de sus proyectos más importantes que tenían, el del robot “Curiosity” que se estaba construyendo para mandarse a Marte. Fue ella la que me indico donde, con quien y cuando debía presentarme en la agencia espacial.

La participación que tuvo con el equipo del “Curiosity” le permitió al Ing. Sainz tener una exitosa interacción profesional con un gran número de científicos norteamericanos y de otras nacionalidades, aportando con su inteligencia y sensibilidad mexicanas las soluciones que representaba el enorme desafío de crear un mecanismo sencillo, pero 100 por ciento confiable, que sirviera para “mover” a la “curiosidad terrestre” sobre los ardientes valles y las milenarias cordilleras de montañas marcianas.

Convertido por derecho propio, en un personaje admirado por niños y jóvenes estudiantes (hombres y mujeres) que asisten a las escuelas y universidades que es invitado a ofrecer conferencias y cursos de especialidades robóticas, dentro y fuera de México, el Ing. Eduardo C. Guízar Sainz fue objeto, en semanas anteriores, de numerosos homenajes y reconocimientos por parte de las autoridades la ciudad de Los Ángeles, California.

“Agradezco sinceramente cada vez que alguien se toma el tiempo para hacer algo así, -explica Sainz- sobre todo con tributos como estos ya que, en el pasado, los recibió alguien tan admirable y legendario como lo fue aquí en Estados Unidos el líder campesino Cesar Chávez”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juan Rodríguez Flores

Juan Rodríguez Flores