
Canelo Álvarez Apaga un Incendio y Enciende otro
La noticia del día es la renuncia de Canelo a su pelea contra GGG antes de su audiencia ante la Comisión de Nevada del 18 de abril. El hecho tiene dos lecturas, una favorable al mexicano que con su renuncia le baja la espectacularidad al esperado anuncio de su suspensión por consumo de clembuterol y acaba con todas las especulaciones. La segunda lectura, sin embargo, es la que contempla las imprevisibles consecuencias de esa renuncia. El peligro es que ocurra un efecto similar a “ intentar matar una bacteria con un antibiótico que al final termina fortaleciéndola”.
Renunciar es confirmar que no habrá pelea del 5 de mayo y con ello dividir el foco de las reacciones. También se logra terminar de raíz con el proceso de investigación que seguramente había empezado la Comisión de Nevada, imaginando – claro – que el 18 de abril Saúl Álvarez no negará su culpabilidad sobre el consumo de clembuterol. Si todo ocurre bajo ese guion, el mexicano reconocerá su culpa por un lado y asumiría oficialmente el papel de víctima de un error o un descuido por el otro. De lo malo eso es lo mejor, no hay dudas.
Encontrar una perspectiva a partir de la inmolación mediante la renuncia es una forma de cambiar la narrativa. Tal vez se pretende liquidar de esa manera con las sospechas de dopaje antes de que echen raíces en la opinión pública. La pregunta es si la estrategia, al final del día, no termina produciendo el efecto contrario y esas son las imprevisibles consecuencias que citamos en el primer párrafo.