Bote la Chancla

Bote la Chancla

La vez pasada vimos que la ley del abuso infantil no contempla proteger a los padres sino a los niños del abuso de sus padres. Pero la realidad es que a muchos padres “se les pasa la mano” cuando castigan a sus niños. La mayoría de padres podemos decir que cuando éramos niños se nos castigó más que se nos disciplinó. El castigo físico fue la realidad – con chancla y todo. En los casos más severos, con el cinto. El amor y el afecto incondicional de nuestros padres superó las huellas emocionales que dejaron esos castigos, en la mayoría de los casos. Pero la realidad es que muchos de nosotros nos hemos visto tentados a recurrir al castigo físico con nuestros propios hijos.
Muchos padres cuando cruzamos la frontera al “país de la libertad” no nos damos cuenta que aquí la ley del abuso infantil protege a los niños, aun cuando solo se sospecha que ha ocurrido abuso del cuerpo de los niños. La ley federal de los Estados Unidos define el abuso o maltrato infantil de la siguiente manera: “Cualquier acto u omisión de acto reciente por parte de uno de los padres o un proveedor de cuidado que resulta en la muerte, un daño físico o emocional grave, el abuso sexual o la explotación; o un acto u omisión de acto que resulte en riesgo inminente de un daño grave”. Como se pueden dar cuenta, es bastante amplia y se presta para ser interpretada libremente. Pero los padres tienen que recordar que los que interpretan la ley, es decir los fiscales, siempre la interpretan de la manera que favorece la protección de los niños.
Un ejemplo. Usted castiga al niño con la chancla. La chancla deja huellas en las piernas. Al día siguiente, durante el recreo, un maestro se da cuenta de las marcas. La marca en sí no comprueba que usted castigó al niño con la chancla. Pero la marca levanta una sospecha en la mente del maestro. Con eso basta. El maestro ya está comprometido. La ley le exige al maestro que reporte la sospecha. La maestra reporta su sospecha a la dirección escolar, quien informa de inmediato a la policía. Muchas veces antes de que el niño regrese a la casa, ya está la policía con un agente del Departamento de Protección de Menores tocando la puerta de su casa para hablar con usted. Ya han hablado con el niño, y por más que usted le haya dicho al niño que no diga nada, ellos saben cómo hacer hablar a los niños. Ellos son expertos en psicología infantil y les sacan la verdad. No es nada raro que el niño o la niña no vuelva a su hogar esa noche. Si después de conversar con usted, los agentes policiales todavía sospechan que hubo maltrato, van a sacar a ese niño y muchas veces a todos sus niños de su hogar. En otras palabras, bote la chancla (y el cinto). Preferible andar descalzo y sin cinto que perder a sus niños. Continuaremos…

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