Balance 2013 Promesas 2014
Entre risas y llanto despedimos al 2013, como si fuera un amigo (bueno o malo) que nos acompañó 365 días, algunos podrán calificarlo como excelente o bueno y otros como malo o pésimo, pero todos esperamos que el naciente 2014 no depare un futuro mejor, y como recordamos la frase de Albert Einstein “No pretendamos que los resultados cambien si siempre hacemos lo mismo”, nos obligamos a renovar efectuando promesas que supuestamente cambiaran el rumbo de nuestras vidas… promesas que olvidaremos rápidamente…
Balance 2013
Para lograr estos cambios deseados debemos saber que hicimos bien y mal en el año que termina, y para ello les propongo que analicemos nuestra vida en el 2013 y que deberíamos hacer para mejorarla en el 2014.
La forma de analizar esto es en base a cuatro preguntas respecto a nosotros y nuestro entorno, (salud, familia, amigos, trabajo), que deben ser respondidas con total honestidad:
¿Cuáles fueron nuestros
éxitos en el 2013?
¿Cuáles fueron nuestros
fracasos en el 2013?
¿Qué aprendimos de nuestros
fracasos en el 2013?
¿Qué prometimos en el 2012
y no cumplimos en el 2013?
Para responder estas preguntas debemos cuestionarnos nuestra vida en el 2013:
-Que oportunidades tuvimos, cuales aprovechamos y cuales dejamos pasar.
-Qué condiciones externas, (sociales, políticas, económicas y culturales), mejoramos este año que termina.
-Que capacidades internas, personales, propias o adquiridas, (talentos, habilidades, conocimientos, inteligencia y resistencia física), mejoramos este año que termina.
-Qué nivel de satisfacción personal, (trabajo, bienes, logro de sus proyectos, familia, amistad, realización de sueños), nos deja el 2013.
Para lograr mejorar en el próximo año debemos comprender que las oportunidades se pueden presentar pero también debemos crearlas, porque nuestras metas, sueños y proyectos son parte de nuestro potencial, y para transformar los sueños en realidades debemos analizar cinco puntos muy importantes:
• Conciencia: es muy importante reconocer la imagen que nos rodea, y nuestro rol activo en ella, principalmente, tomar conciencia de los “hechos” que nos hacen ser quienes somos: las elecciones que tomamos, los esfuerzos que realizamos, la reflexión que aportamos, los hábitos que desarrollamos, etc… La conciencia también nos permite estar completamente presentes en las cosas que hacemos y permanecer abiertos a recibir información, conocimiento y retroalimentación externos.
• Aceptación: es muy importante asumir nuestros pensamientos y sentimientos, sin repudiarlos, ni negarlos, por el contrario debemos aceptarnos, valorarnos y comprometernos con nuestra mejora, sin por eso caer en la autocomplacencia. Esto también implica admitir nuestros límites, problemas, dudas y sentimientos negativos como el dolor, la vergüenza y el temor, como vimos y aunque suene contradictorio, debemos aceptar tanto lo positivo como lo negativo.
• Respeto: es muy importante el respeto hacia los demás, pero fundamentalmente hacia nosotros mismos, porque respetar nuestros deseos, necesidades y valores, nos permite valorarnos, no dejarnos llevar por aquello que dicen otras personas, defender nuestra posición y aceptar que nunca complaceremos a todos, porque una persona que se respeta no se deja manipular, no simula ser alguien diferente para agradar y tiene el coraje de vivir según sus convicciones. El respeto nos permite confiar en que somos capaces de enfrentar los desafíos de la vida, de alcanzar cierto éxito y de ser felices.
• Propósito: es muy importante definir metas a corto y a largo plazo, elegir las acciones necesarias para alcanzarlas, evaluarnos periódicamente para no perder el rumbo y prestar atención a los resultados que obtenemos. Cuando vivimos con un sentido de propósito, no dependemos de la “suerte” o de acontecimientos fortuitos y contamos con criterios para evaluar aquello que nos hace bien y aquello que no. El logro de metas significativas influye considerablemente porque nos brinda una sensación de control sobre nuestra vida.
• Responsabilidad: es muy importante que comprendamos la necesidad, sin excusas, de ser responsables de nuestras elecciones y acciones, de nuestro bienestar, del logro de nuestros objetivos, de nuestra conducta hacia otras personas, de la calidad de nuestro trabajo y de la elección de los valores según los cuales vivimos. Debemos ser congruentes entre aquello que profesamos y aquello que hacemos, esto nos simplificara el camino, porque una persona responsable y honesta ejemplifica sus valores con sus acciones, y esto hace que genere confiabilidad entre quienes lo rodean.
Un Balance del 2013 hecho con sinceridad, cimentara nuestra autoestima en el autoconocimiento y nos hará comprender, fundamentalmente, que somos personas únicas e irrepetibles, con un gran potencial para cumplir las promesas realizadas para el 2014, porque la concreción de nuestros sueños no depende de nuestra familia, nuestros amigos, nuestro jefe, nuestro nuevo reloj, nuestro nuevo auto o el título que cuelga de la pared… la decisión de transformar los sueños en realidades depende únicamente de nosotros…
¡Feliz Navidad y
Prospero Año Nuevo!