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¿Adicta a las compras? Evita ser compradora compulsiva

Había sido un día terrible: café frío, tráfico horrible, una reunión interminable. Para despejarme me fui al centro comercial a la hora del almuerzo. Me sentía frustrada y quise levantarme el ánimo comprando algo bonito.

Como una enfermedad

Cuando llegué al área de calzado de una tienda todos los estilos me gustaron; los cerrados, las sandalias, las plataformas. Estaba tan emocionada que lo único que faltaba era un coro celestial. Con el precio de un solo par podía cubrir la mensualidad de mi auto. Me justificaba: “Yo me lo merezco, he tenido un día duro”.

No es nada raro que cuando nos sentimos deprimidas, molestas o solas busquemos un escape para consolarnos, pero este refugio puede topar nuestras tarjetas de crédito y llegar a convertirse en una adicción.

Según algunos estudios, en Estados Unidos existen 15 millones de personas adictos a las compras y la mayoría son mujeres. Esta adicción puede ser tan peligrosa como una a las drogas o al alcohol. Es prácticamente el mismo proceso: recurres a un escape temporal que te hace sentir bien, pero luego te sientes miserable.

¿Está tu armario lleno de artículos que aún tienen su etiqueta? ¿Tienes que pedir prestado para cumplir tus responsabilidades financieras? ¿Los agentes de cobro te llaman más que tus amigos? ¿Le ocultas a tu pareja tus compras?

Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, seguramente tienes un problema, y es muy posible que necesites ayuda profesional. Y tu problema no es que te fascine estar a la moda o que tienes delirio con zapatos… ¡NO! La raíz del problema es que sientes un vacío que tratas de llenar con accesorios. Una mujer que no está feliz consigo misma, buscará satisfacción, ya sea en drogas, alcohol, comida, hombres o, en este caso, “las compras”.

A menos que decidas convertirte a Cuáquera, siempre tendrás la tentación y la oportunidad para comprar, pero también puedes evitar situaciones que te hagan comprar compulsivamente.

Trata de seguir

estos pasos:

Compra en efectivo o con tarjeta de débito. Deja la de crédito en la casa.

Haz una lista de lo que necesitas y compra sólo eso.

Antes de ir de compras, determina con anterioridad la cantidad a gastar.

Mirar los escaparates puede ser terapéutico, hazlo cuando las tiendas estén cerradas.

No sintonices canales de compras ni hagas órdenes de catálogo.

Cuando la urgencia de comprar surja, sal a caminar o haz ejercicio.

De ahora en adelante antes de hacer una compra hazte la siguiente pregunta: ¿“Necesito” este artículo, o sencillamente lo “deseo”? La respuesta a esta interrogante te dejará saber si en realidad existe urgencia por adquirirlo.

Por eso, después de analizar por un rato en la tienda y hacer matemáticas en mi cabeza tratando de acomodar ese gasto, me di cuenta que realmente no “necesitaba” añadir un par más a mi gran colección de zapatos negros.

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